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---|---|---|---|
En la muerte de mi primo Santiago Montes de Oca y | Luisa Pérez de Zambrana | 19 | Deja que ponga en tu sepulcro frío
un ciprés y una triste pasionaria,
y alzando al cielo mística plegaria
sus hojas bañe con el llanto mío
Deja que a impulso del dolor sombrío
al umbral de la tumba solitaria
llore, Santiago, de la suerte varia
ese decreto por demás impío
Que de tu edad en la brillante aurora,
cuando todo a tu vista era risueño,
¡ay! sonó de tu fin la triste hora;
cerró sus ojos el eterno sueño;
mas ya tu alma exenta de disgustos
voló a do van las almas de los justos
|
SALUTACIÓN | Remigio S. Jocson | 20 | ¡Oh, nobles dirigentes de este fanal glorioso,
Egregios paladines del ideal de enseñanza,
Que alumbráis, de nuestro pueblo, la fe y confianza
En futura grandeza de un porvenir hermoso!
El más leal y modesto de vuestros profesores,
Os saluda entusiasta por este galardón,
Que, para él, es un símbolo de los magnos fulgores
De virtud y de ciencia de vuestro corazón.
Si en glorias del pasado el ánimo concentro,
Delante de las aras de este dilecto centro
Voy a depositar el trofeo inmortal.
Exclamando ante el pueblo: ¡Gloria a nuestra bendita
Madre por la cual nuestro pecho de hijos palpita,
Matrona bienhechora del suelo nacional! |
SAMPAGUITAS – III | Zoilo J. Hilario | 20 | Triunfáis en la gloria de las frescas mañanas
y en nuestras noches plenas de dulces embelesos:
¡la brisa errante os rinde sus cadencias galanas,
os cuenta el tembloroso poema de los besos!
¿Quién diría que faltan en el huerto de Oriente,
dó es perpetuo el ensueño y el amor es sonriente
¿Flores más candorosas que el celestial jazmín?
¡Si vuestra sola espléndida hermosura divina
dice que es bella y rica la flora filipina!
¡que no puede ser pobre nuestro amado jardín! |
MUSA HISPANISTA | Zoilo J. Hilario | 20 | Con la vista elevada hacia el Parnaso,
cual un Musset, llamé en lengua francesa
a mi Musa; más ésta, cual princesa
henchida de altivez, no me hizo caso.
Volví a invocarla, por salir del paso,
cual un Lord Byron, en la lengua inglesa,
pero !ay! en esta mi segunda empresa
tampoco me oyó y probé otro fracaso,
De nuevo la llamé, ya en lengua hispana,
y ella, dócil, veloz, feliz y ufana,
bajó del éter, entre rayos tersos,
penetró en mi aposento dulcemente,
estampó un beso en mi morena frente
y me inspiró estos mis catorce versos. |
MANUEL BERNABÉ – II | Zoilo J. Hilario | 20 | En Madrid, como aquí, pruebas radiantes
de excelsitud dio tu laúd sonoro
hecho de nácar y de cuerdas de oro,
por sus cánticos bellos y vibrantes.
Doquiera declamaste, delirantes
ovaciones y más alto decoro
ganaste, para envidia del canoro
ruiseñor sin par entre aves cantantes.
Procer declamador, si como en vida
cantado hubieras versos placenteros
al llegar al Empíreo, los querubes
te habrían dado ardiente bienvenida
bajo artísticos arcos de luceros
y entre columnas de rosadas nubes! |
SAMPAGUITAS – II | Zoilo J. Hilario | 20 | Yo os amo, sampaguitas, sobre todas las flores,
sobre todos los lirios, sobre todas las rosas,
porque sois los encantos de esta tierra de amores,
porque os aman mis dulces amigas cariñosas;
Sois tan blancas y nítidas como sueños de cana,
como las virginales mejillas de aquella una
que amara el alma mía, por su oriental beldad;
Sois la imagen venusta del ángel de mi tierra,
el emblema divino de la virtud que encierra
nuestra virgen sedienta de santa libertad! |
WINEZCA – I | Isidro Marfori | 20 | Cuán fuerte es el hechizo
que subyuga al poeta!
Tu sonrisa, coqueta,
que bello Paraíso
de placeres me brinda,
que tan solo ilusión
venia corazón?
quieres que a tí me rinda
y venda el ser adusto
al demonio que incita
a que cumpla tu gusto?
Asientes princesita?
Pues bien, ¡yo seré el Fausto
y tú la Margarita! |
VERGELES LÍRICOS | Remigio S. Jocson | 20 | Silencio. Oíd al Poeta que va a pulsar su lira:
El bardo manileño ceñido de laureles,
Nos Irá a deleitar con sabrosas mieles
De panales hibleos por los cuales delira.
Remigio, este cantor que en las musas suspira,
Y cuyo clavileño los celestes vergeles
Recorre al son de Apolo y sus vástagos fieles
Encienden todavía fulgores de su pira.
No cejes de seguir en tu egregio sendero,
Donde ha de resonar el eco pregonero
De tus proezas líricas, en esplendor de gloria.
La generosa fama que en sus templos te espera
Para ceñir tus sienes con diadema hechicera,
Con letras de oro ha puesto tu renombre en la historia.
[Autor2: DR. FRANCISCO VILLANUEVA, JR. Abogado, escritor, poeta, literato, poliglota, pedagogo, laureado en varios concursos poéticos y literarios tanto en el extranjero, corno cu Filipinas, autor de obras de derecho y gramática castellana, y primer Presidente de la Academia Hispánica de Filipinas.] |
WINEZCA – III | Isidro Marfori | 20 | —¡No sufras más! ¡no llores!
Si eres mi esperanza única,
si son tuyas mis flores...
No, no razgues la túnica
de tu espíritu, amigo.
Ausente, sin fortuna,
yo sonaré contigo
en mis noches de luna...
—Sangre y llanto destila
el corazón del vate.
A tu vuelta a Manila
tras el vital embate,
así has dé ser, oh Nhila,
¡para que no té mate! |
ORACION DE PASCUA | Remigio S. Jocson | 20 | ¡Oh santa Pascua, seductora y bella!
me suenan los arpegios de tu brisa
como el vibrar sonoro de una risa
o del arroyo matinal querella.
A tu conjuro cánticos triunfales
llenan los aires en alegre fiesta.
Hay suspiros de amor en la floresta,
aves en fuga, besos, madrigales. . .
Dichoso dio que, ot surgir yo siento
que kss inertes ho/os de mi ensueño,
reverdecen mectdos por ei viento
¡Oh sonta Pascua bienhechora' haz
que florezcan mis yertas ilusiones
y encuentre en el amor ventura y paz! |
MANUEL BERNABÉ – 1 | Zoilo J. Hilario | 20 | Bernabé: hubo real pena fraterna
al saberse por tus co-trovadores
que, viajero en bajel lleno de flores,
ya arribaste a la vasta orilla eterna.
Fue tu gran lira de forma moderna
varonil combatiendo a opresores,
pero, al cantar insólitos loores
a Dios, la Patria y la Dama, fue tierna.
Tu obra Cantos del Trópico demuestra
que hasta ahora no es cisne moribundo
en el país la lengua cervantina.
Da otra razón más tu obra maestra
para preservar con afán profundo
la alta cultura hispano-filipina. |
SAMPAGUITAS – I | Zoilo J. Hilario | 20 | ¡Oh, qué adorables eran aquellas manecitas
suaves y virginales, blancas y temblorosas,
que me dieron un día celestes sampaguitas
de blancura eucarística, divinas, olorosas! . . .
Sampaguitas amigas de las morenas niñas,
prestigios inmortales de las patrias campiñas,"
quiero ahora cantaros en mis versos de amor;
y, al quereros cantar, en mi mente se asoma,
por vuestra celestial blancura de paloma,
el recuerdo sagrado del pendón tricolor! |
COPA DE GRATITUD | Remigio S. Jocson | 20 | Con la mano temblando de alegría,
Con el alma repleta de emoción,
Brindo por la grandeza de este día
Y es mi copa mi propio corazón. . . .
No es mi vino de néctar ni ambrosía,
No es mi copa de plata y con blasón;
Pero es su albo licor la simpatía,
Con aroma inmortal de devoción. . . .
Asi, en honor de un Hijo de la ciencia
Que es Sacerdote de una Fe divina,
Quiero beber la espiritual esencia
Que contiene mi copa cristalina,
Donde brilla con noble refulgencia
La gratitud del alma filipina. . . |
WINEZCA – II | Isidro Marfori | 20 | ¡Aquí tú! i Y éso, éso
que ocultas en la falda?
—Míralo, una guirnalda.
—Hermosa, dame un beso,
sedienta está mi boca.
—Si, y ceñiré tu frente
de sampagas de oriente...
—¡Qué lírica, qué loca!
—Loca cuando adivino
que suenas en el fin
de tu electo caminó?
¿No en mármol de Bodín
quieres verte, divino,
estatua de un jardín? |
LA CANCIÓN DEL CREPÚSCULO | Remigio S. Jocson | 20 | [A mi buen amigo el poeta Remigio Jocson.]
Para ahuyentar los miedos del camino
vas cantando en la tarde que declina.
Bien sabes que ser poeta es ser divino,
—y la poesía es ciencia que adivina
todas las emboscadas del Destino—
Tienes el alma enferma de poesia,
de quimeras sonámbulas e ignotas.
Y sientes la inmortal melancolía
de los que viven con las alas rotas
y hacen del verso el pan de cada día.
Yo también, como tú, al viento cedo
mis cantos en la tarde taciturna,
propicio a la inquietud, fácil al miedo.
Y le pido al arroyo cristalino
las cuerdas de su música nocturna
para ahuyentar los miedos del camino.
[Autor2: FRANCISCO ZARAGOZA Excelso poeta, exquisito prosista, crítico de gran juicio y bibliógrafo de fuste.] |
A LA VIRGEN DEL ROSARIO | Manuel Bernabé | 20 | ¡ Soy infeliz! Mi pensamiento expira
en brazos de una duda asaz tempana:
¿qué importa a mí la inspiración humana,
si aun ignoro si es cierta o si es mentira?
Yo tengo fe, pero mi fe delira;
tengo pasión, pero pasión mundana...
¡ Ay! yo no sé dónde estaré mañana,
con mi fe, con mi pluma y con mi lira.
Pero, no; si es verdad, Dulce Señora,
que en medio de esta sociedad demente ?
aun amparáis la pequeñez del hombre,
No desdeñéis mi voz que ruega y llora;
dad a mi mano el arpa del creyente,
y muera yo invocando vuestro nombre. |
EL SÍMBOLO DE LA JUSTICIA | Zoilo J. Hilario | 20 | Sin la Balanza, Themis no podría
pesar bien la evidencia presentada;
y sin su exicial y temible Espada,
la fuerza en que apoyarse no tendría.
Empero, noto falta de poesía
y de acierto en su imagen figurada;
parece impropio que ella esté vendada
en los bonitos ojos, a fe mía
Ciega, como podrá distinguir ella
del oropel de la Mentira bella
el genuino oro de la Verdad pura?
!Que la Justicia de nuestra República
se muestre ante la vasta opinión pública
en todo el esplendor de su hermosura! |
ARENGAS PATRIÓTICAS – I PATRIOTISMO | Zoilo J. Hilario | 20 | Hermanos: Dios nos dio una placentera
Patria que mil ensueños nos sugiere:
Filipinas, do el santo amor no muere
y es eterna la hermosa primavera.
La Patria es como madre verdadera
que nos sostiene, nos ama y nos quiere.
¡Nobles derechos su ley nos confiere!
¡Sombra amorosa nos da su bandera!
Ninguna otra nación en este mundo
podrá querernos con amor profundo
cual la Patria que nos prodiga dones,
Por eso manda la gratitud fina
¡que amemos a la Patria Filipina
por sobre todas las demás Naciones! |
PATRICIO MARIANO – 1 | Zoilo J. Hilario | 20 | He de procurar en este momento
rendirte una elegía bien sentida,
por lo mismo que tu fuiste en vida
un obrero tenaz del Pensamiento.
Habiendo sido tu mayor intento
formar opinión más vasta y fornida,
con prodigalidad bien ejercida
repartiste la luz de tu talento.
Si te venció la Muerte pavorosa,
al lograr destruir tu vida preciosa
con gesto feroz y orgullo infinito.
Vences también a la Parca inclemente
ahora que ella se siente impotente
de matar las ideas que has escrito. |
SAMPAGUITAS – IV | Zoilo J. Hilario | 20 | Blancas flores de amor, tan tímidas y buenas,
tan sencillas y suaves, como sueños de niñas,
como amantes caricias de unas manos morenas,
orgullos de los huertos y ubérrimas campiñas:
Escuchad un encargo: creced cuando me muera
con la nota final de mi canción postrera,
al lado de la tumba que guarde mi ilusión;
y perfumad las alas de mi Musa amorosa
cuando vaya a posarse en mi olvidada fosa,
para rezar par mi alma una triste oración! |
CANCION CÍGNEA | Remigio S. Jocson | 20 | [Para el poeta Remigio S. Jocson]
Un bardo de tu talla apolonida,
es por los dioses del Olimpo amado,
y tiene el alma por la Musa herida,
de cuya sangre surge el verso alado.
Y tu debes cantar toda la vida,
mientras te inspira el daimón sagrado;
si enmudeces, la Musa, resentida,
retirará los dones que te ha dado.
Porque es asi tu misteriosa suerte;
cantarás como el Cisne hasta la muerte,
y, agonizando, cantarás mejor.
Canta, poeta: que tus versos de oro
sean la cornucopia del tesoro,
que vierta al mundo su inmortal fulgor.
[Autor2: VICENTE DE JESUS] |
CANTO A FILIPINAS | Remigio S. Jocson | 20 | Mi patria Filipinas, es un nido de ensueños,
Un jardín encantado, de dulces sampaguitas,
Cuya esencia embalsama mis dolores y cuitas,
Y despierta en mi pecho suspiros halagüeños.
Como buen filipino, yo, todos mis empeños
Y energías consagro a las glorias benditas
De mi sagrada patria. ¡Madre!, si necesitas
La sangre de mis venas y el numen de mis sueños,
Todos han de ser tuyos, por tu progreso y gloria,
Porque constantemente es mi filosofía
Adorar a mi patria, con loca idolatría,
Para que al escribirse el libro de su historia
Con las sienes enhiestas, sea mi ejecutoria
Haber podido darte un salmo de armonía. |
PATRICIO MARIANO – III | Zoilo J. Hilario | 20 | Moriste cuando de santa alegría
la Patria a disfrutar empieza apenas.
Doloroso es morir entre cadenas,
estando por brillar un nuevo día.
A los que saben crear dulce poesía
de la Vida su prosa a manos llenas,
pues escrito está que las almas buenas
deben también probar la pena impía.
Descansa en paz, fecundo novelista,
devoto de las Musas, noble artista,
y del Cuarto Poder bravo soldado.
A cambio de lo mucho que sufriste,
ojalá Dios conceda a tu alma triste
un bello rincón de su Edén sagrado! . . . |
CANTO A LA PAZ | Zoilo J. Hilario | 20 | La Paz en la Justicia asegurada
es dicha; es gozo; es gracia; y es consuelo;
en cambio, es causa de quebranto y duelo
la guerra por las madres detestada.
En su Constitución mi Patria amada
prohibe la agresión, siendo su anhelo
hacer siempre imperar en este suelo
y otros pueblos la paz tan deseada.
Ya que prefieres a flamas marciales
el verde manto de los palayales,
ten, Patria, menos armas, más arados.
Manten, con todo, intrépidos soldados
para defensa de tus nacionales
y preciosos recursos naturales. |
ARENGAS PATRIÓTICAS – II HERMANDAD | Zoilo J. Hilario | 20 | Compatriotas: la madre Filipinas
en hora feliz ha reconquistado
de la Libertad el reino soñado
después de pasar por tantas espinas.
¡Que no le falten las luces divinas
a nuestra Nación en su nuevo estado!
¡Que no minen jamás su altar sagrado
las miras personales y mezquinas!
La Patria nos exhorta, en forma franca,
a resguardar bien su túnica blanca
del lodo de bajezas y ruindades,
y demanda también, conciudadanos,
¡que nos hagamos más buenos hermanos
para inmortalizar sus libertades! |
PATRICIO MARIANO – II | Zoilo J. Hilario | 20 | Traductor de los libros rizalinos
al idioma de las masas tagalas;
dramaturgo que diste nuevas galas
a tu dialecto de acentos divinos.
En gvacia a tus ensueños peregrinos;
que los ángeles de radiosas alas
hagan pasar por áureas escalas
tu alma emplazada a célicos destinos!
Por regla general, el mundo abruma
a hidalgos Caballeros de la Pluma
con infortunios más fieros y rudos.
Has muerto, como muchos escritores,
llorado por legión de admiradores,
rico de glorias y pobre de escudos. |
EL PARQUE SOLITARIO | Evangelina E. Guerrero Zacarías | 20 | Envuelto en sombras duerme en el misterio
de la noche plateada el olvidado
parque; glosa la brisa en el salterio
mágico del frondaje desmayado
leve cantata de sutil pesar.
Surca las ondas una azul estela
que un barco deja sobre el glauco mar.
Un ave pía con fugaz cautela...
Es una queja el canto de la fuente
que va evocando mil recuerdos viejos,
mientras sus aguas hacia el cielo miran.
Y en un espasmo de ansiedad ardiente,
se alzan hasta los astros que allá lejos,
plenos de amor por su pasión suspiran. |
WINEZCA – IV | Isidro Marfori | 20 | En busca de la calma
de otro cielo y floresta,
abandonó su fiesta
el ave azul del alma.
Y ¡oh caprichos del sino!
Lejos, muy lejos ella,
se obscurece la estrella
que le alumbra el camino.
Hoy que la oculta un velo
y en su senda de abrojos
no mitigan su anhelo
aquellos labios rojos,
¡ vacía en el pañuelo
el río de sus ojos! |
CANTO A ESPAÑA | Remigio S. Jocson | 20 | Canto a la madre España, la grande, la gloriosa
Nación que al recorrer la redondez del mundo
Llegó hasta Filipinas, do su fe esplendorosa
Despertara en mi pueblo un cariño profundo-
De glorias españolas, el estruendo rotundo,
Como el gran resultado de savia generosa,
Imprimió en nuestro seno un júbilo jocundo
E hizo de nuestra patria, una gran tierra hermosa.
Por eso eres Iberia, madre de mis amores,
A quien el alma adora, sin penas ni dolores,
A quien brindo el rocimo de todos mis laureles;
Pues, sé que en tu lenguaje provee todas las mieles
De la cultura hispánica, cuyos claros fulgores
Todavía iluminan nuestros propios vergeles. |
SU MAJESTAD EL BUHO | José Hernández Gavira | 20 | Al rodar incesante de la rueca
del destino, las cosas y los hombres,
rotas las alas y la frente seca,
pasan dejando anónimos los nombres.
Muestra Laqueáis su grotesca mueca
ante el triunfo de graves superhombre?,
sonríe el buho con sonrisa hueca:
"todo es lo mismo, seres y renombres."
Ritma la clepsidra las lentas horas
de la vida que pasan destructoras;
más allá, en el azul, cantan un «dúo
la muerte y el amor. "Todo es lo mismo,
seres y cosas"—, con audaz cinismo,
grazna su Augusta Majestad el Buho... |
ECCE HOMO | José Hernández Gavira | 20 | No es la gloria del bravo caudillaje,
Ni el gesto de tenaz oposición,
Por lo que el puebla rinde vasallaje
Puestas las manos í-obre el corazón,
Al supremo caudillo del linaje
En cuyo verbo Tuge Xa nación,
En cuyos hechos vése su coraje,
Batallando por nuestra redención.
Es su palabra de expresión sincera
O su mente que brilla cual lumbrera
Por sobre la anquilosis nacional,
Lo que al caudillo cubre en la cimera/
Enarbolando la viril bandera,
De su grandiosa honestidad mental… |
VIR BONUS I | Manuel Bernabé | 20 | ¡Señor! Dios te ha llamado a su seno, y te fuiste
como un patriarca viejo, cubierto de laurel;
pero la pluma aquélla que en la niñez nos diste,
huérfana para siempre, llora sobre el papel.
Yunque de los dolores, varón perseverante,
a veces tu caída fué tu mejor victoria:
¡por tus espaldas anchas de espiritual Atlante,
subieron como hormigas los hombres a la Gloria!
Junto a la flor que llora y la oración sencilla,
va el último dolor de la última cuartilla,
que a dos generaciones en un ideal enlaza.
Mañana, al ver la losa que cubre tus quimeras,
aun dirán asombradas las gentes venideras:
¡Aquí yace el varón más bueno de la Raza! |
ENIGMÁTICA | Manuel Bernabé | 20 | Flor de pasión, esparces un aroma
que, por sutil, parece de leyenda;
y tu sonrisa, tu mirar, tu idioma
ven amparados por tupida venda.
A escuchar tus gorjeos de paloma,
suelta el alma los fardos en la senda,
gusta contigo la vedada poma
y en impensado edén planta una tienda.
Huerto cerrado, misteriosa llave
del bien y del amor que osada sabe,
o que lo sabe todo, así te quiero;
Pues de tu ser en el oscuro abismo
voy aprendiendo, errante aventurero,
a disipar las dudas de mí mismo. |
ELOGIOS A RECTO II | Manuel Bernabé | 20 | Y pues diste en la clave, el misterio
quedó hecho flor en descarnada hoja,
yo vi errar como un ave la congoja
en ciertos allegados de tu imperio.
Tú imaginaste bálsamo y cauterio
de redención sobre la mancha roja;
pero la piel que se quemó se enoja
y da en improvisar un magisterio.
Solo en las sombras es la trama eterna
del cañamazo de la vida hodierna,
hiel de modernidad, verbo de lidia...
¿ Qué culpa tienes tú de que la fiera
aulle en derredor, si en tu carrera
tienes por gala fatigar la Envidia? |
FILIPINAS | Adelina Gurrea Monasterio | 20 | Lirio flotante sobre un mar bordado
con blanca espuma en verdes de abedul
nido que envuelto por tupido tul
descansa en un ambiente perfumado.
Tienes en ti bravuras de soldado,
la caridad de Vicente de Paúl
y en tus noches de luna y cielo azul
ensueños de galán enamorado.
Por eso, desde días muy remotos
fuiste de los monarcas ambición,
y de tu historia hábiles pilotos
te dieron, como premio y galardón,
como herencia y unión de lazos rotos,
músculo América, y España corazón. |
YO CANTO EN TUS FIESTAS... – I | Zoilo J. Hilario | 20 | Yo alzo mi ánfora de plata en honor de tus honores
Y a tu salud bebo el vino que las sílfides morenas
Fabrican en noches blancas de lirismos y dulzores
Con sangre de los ensueños y perfume de azucenas.
Soy el siervo de las Musas a quien diste alas y alientos
¡Para verle hecho un Colón de nuevos mundos de rosas!
Soy el que armaste de brios en mis célicos momentos
¡Para que yo alce las liras que me brindaron las diosas!
Tres liras. Una muy tierna para el amor en mis tierras,
Otra dedicada al pueblo, cuyo lema en tu alma encierras,
Y con ser más fuerte la última, es para cantos de guerras.
Suena la primera cuando en niñas dulces y ardientes
Sueño. La segunda en horas de patriotismos fervientes
¡Y la última cuando Césares me dan sueños de serpientes! |
TALISMÁN | Jesús Balmori | 20 | Como si adivinaras que quería ser bueno,
Arrancar del rosal de mi fé toda espina,
Me diste la medalla que pendía en tu seno,
¡Pétalo perfumado de tu carne divina!
En esta soledad en que mi alma restalla,
Estandarte glorioso por el dolor deshecho,
Prendida a una cadena de oro, tu medalla
¡Es la única oración que tengo sobre el pecho!
Ella es mi compañera en la noche y el día,
Ella te acerca más a mí, te hace más mía,
Ella no me permite que te ponga en olvido,
Y al orarla en la hora de mi eterna desgracia,
"Dios te salve, María, llena eres de gracia",
Pienso en tí, y voy quedándome dulcemente dormido |
INRI | José Hernández Gavira | 20 | [Para el Día de Difuntos]
Sobre el montón de calcinados huesos,
De cráneos rotos y de esperanzas yertas,
En donde los ensueños yacen presos
En la anquilosis de las cosas muertas,
Cuando el hombre vencido por si mismo
Solo ve en su redor lo inexistente,
Y escéptico, pregona con cinismo,
Que Dios tan solo persistió en su mente,
Al través de la inmensa pesadumbre
De la ciudad, eterna podredumbre,
Sobre las blancas cruces del dolor,
Un vivo resplandor se precipita
A recordar la exaltación bendita
Del calvario de Nuestro Redentor.... |
DR. ÁNGEL B. TRINIDAD (I) | Zoilo J. Hilario | 20 | Los esbirros que andaban a tu caza
te cogieron hablando del cercano
triunfal retorno norte-americano
sin temor a la rígida amenaza.
Un verdugo nipón de fiera traza
te ejecutó a mansalva en sitio arcano,
por eso, eres aun, bravo paisano,
un incógnito mártir de la Raza.
Siendo desconocida aun tu fosa,
no puedo poner en ella una rosa
como símbolo de afecto y respeto.
Aunque faltas de ritmo, gala y gracia,
te ofrezco, oh mártir por la Democracia,
estos catorce versos de un soneto. |
HONORIO VENTURA | Zoilo J. Hilario | 20 | [(Un Ejemplar Servidor Publico)]
En su existencia fue Honorio Ventura
un funcionario público modelo;
cumplía el deber con ferviente celo,
denotando bondad y gran cultura.
A su apellido fiel, trocó en dulzura
lo amargo del ajeno desconsuelo
dando aliento y ayuda al hoble anhelo
de los sumidos en la desventura.
Ventura: gloria a tí imperecedera!
Dios galardonó tus obras finas.
Desde el cielo azul, mira, alborozado,
como aquel ejemplar joven Diosdado
que ayudaste a tener una carrera
es Presidente actual de Filipinas! |
LEANDRO LACÓNICO LUNA | Zoilo J. Hilario | 20 | Buen Don Leandro: cuando dirigías
El Imparcial en mi pueblo nativo,
el culto de las letras era vivo
y pasaban felices nuestros días.
Consagrabas tus nobles energías
de periodista intrépido y activo
a la promoción del bien colectivo
con los editoriales que escribías.
Aun tengo en la memoria bien grabada
aquella periodística cruzada
por reavivar el nacionalismo.
Olvidarte no puedo, Señor Luna,
porque te debo, para mi fortuna,
mi afiliación al noble periodismo! |
BRINDIS | José Hernández Gavira | 20 | Día es de juventud y poesía
este grato momento de la vida,
una fiesta de flores y ambrosía,
una fiesta bucólica y florida.
¡Bebed ! Alzo mi copa como el día
se eleva con la aurora apolonida,
¡bebed! y nuestra lírica ufanía
de ritmos llene la floresta erguida.
¡Ea, artistas! Bebamos por Barbaza
y Hernández, este día de la raza
augusta de los dioses del Parnaso.
Y mientras haya una gotita ¡amarga
de esplín en nuestra vida, que no es larga,
olvidemos, bebiendo, nuestro ocaso.
[Jean Valjean.] |
¡QUÉ ME IMPORTA! | Jesús Balmori | 20 | ¿Qué me importa el dolor que en deshojar se empeña
Todas mis ilusiones de gloria y de fortuna ?
Yo sé que una mujer dulcísima me sueña
Con los ojos llorosos en las noches de luna.
¿Qué me importa que caiga herida mi quimera
Y vaya por la vida en quebranto maltrecho ?
Yo sé que una mujer dulcísima me espera
Con un beso en los labios y un suspiro en el pecho.
Nada importarme pueden ni glorias ni placeres,
Ni ninguna ilusión, ni ninguna ventura,
Ni ninguna ambición de fortuna ni de arte,
Mientras tu voz divina suspire que me quieres,
Mientras tus dulces ojos me miren con ternura,
¡Mientras pueda soñarte, adorarte, besarte! |
FLOR DE LIS | Isidro Marfori | 20 | Despiertan en mi alma nostalgias de Francia.
Una señorita arranca del piano
las notas de un vals de seda elegancia
de Francisco Popy, el ritmo lejano...
¡Oh amiga romántica de lírica mano!
tú avivas la llama de mi adormida ansia,
ansia que no sé si es un suelto vano
que ha de morir luego como una fragancia.
Invita ésa música, invita a París;
invita á libar la miel de una boca
perfumada y roja, con rojez de lis.
Pero no te enfermes, ilusión, si evoca
tus nostalgias Popy. Mientras, vive ilesa,
que al fin has de ver tu ideal francesa. |
ELOGIOS A RECTO I | Manuel Bernabé | 20 | Claro, tú hicistes un telar de estrellas
manojo de fulgencias y armonías;
a la luz del gran Símbolo, me herías
la vista, joven para cosas bellas.
Tienes la llave del secreto de "ellas"
y de ellos, oh aplaudidas tiranías!
Marina, rosa y luz de las falsías;
Gabriela, la de místicas querellas.
Pues, ¿qué fémina habrá, qué amor de hermosa
no duerme en los recintos de tu prosa,
como un muñeco de la infancia ausente?
Aquel muñeco que alocó dos almas,
que el pueblo devoró batiendo palmas
y puso el haz de lauros en tu frente. |
LASTICO-SEXUAL | Manuel Bernabé | 20 | Las once post-meriddem. Y la luna era un hacha
de plata que segaba con su hoja refulgente
los lirios siderales... Pasaba; y, casualmente,
un bebedor de absenta, como una remolacha,
O una caricatura de Mark Twain, enfocaba
su mirada en la gloria de la rubia pareja
alejandro-sixtina: la asnal nariz y oreja
parodiaban los signos musicales de Eslava.
Estelaban los astros su Divino Camino;
y yo mordía mi alma, con el goce felino
de un cancerbero en celo... Porque yo también quiero
aprisionar, ¡oh tú, mi rústica Grazziella!
al son de la fanfarria carnal, la bagatela
de mis versos flemáticos en tus rarezas... Pero... |
MUJER MODERNA II | Manuel Bernabé | 20 | Mujer, yo te bendigo por lo que tú eres,
por tu alma que es un áureo surtido de salud,
e hilando siempre el lino santo de tus deberes,
no llegarás a vieja: eres la Juventud.
Como el rocío humilde que nieva los rosales,
tienen tus pensamientos tal luz de honestidad,
que no los quiebra el oro de ardientes madrigales,
si en ellos no va un dulce aroma de verdad.
Mujer: sigue tu senda, o como tú quieras.
Tienes el sortilegio de todas las quimeras,
¡mariposas del alma que no pueden morir!
Como hiedra simbólica la Historia se te enlaza...
Eres el encantado compendio de una raza
que, atada a su pasado, conquista el porvenir. |
BLASÓN | José Hernández Gavira | 20 | Cual si en tu sangre hubieses la grandeza
Del fiero Don Rodrigo do Vivar,
Sabes tender la mano con nobleza
Y sabes las injurias perdonar.
Blason de bravo y noble caballero,
De aquel que fué jinete del Rocín,
Al filo de tu estoque justiciero
Tiembla el alma cobarde del ruin.
No triunfará la lengua viperina
Que mancilló la raza filipina
Con palabras y gestos de zulú,
Y si de alguien la patria necesita
Para borrar la humillación maldita,
Si no se atreven otros, estás tú |
INQUIETUD | José Hernández Gavira | 20 | Una vaga inquietud indescriptible
siento en mis noches de nostalgia loca,
preocupación por algo irredimible:
lo que ayer fué, la fresa de una boca.
Pausa... desolación . . . recuerdo horrible
de un pasado que lágrimas provoca,
el presente, el mañana incognoscible,
el tiempo que cual potro se desboca.
Una vaga inquietud por mi destino,
por lo humano y también por lo "divino,
siento al pensar que todo acaba y muere;
los besos que arden, la canción profana,
nuestros ensueños, nuestra fe cristiana,
la mano amiga y el puñal que hiere… |
¡LO QUE NO SE PUEDE MEDIR! | José Hernández Gavira | 20 | ¡Por qué no le he de ser! Lo he sido,
Lo soy por mi estirpe inmortal,
Por todo lo que yo he sufrido
Y por mi gesta espiritual…
¿A qué negarlo? Soy altivo,
Mas con una noble altivez,
Por las bellezas que yo escribo
Libres de toda ordinariez.
Después de haber amado tanto
De haber vertido amargo llanto
Y al cabo de mucho vivir,
Por sobre todo lo mudable,
Yo soy algo inconmensurable,
¡ Lo que no se puede medir ! |
SALVE, GENERAL | José Hernández Gavira | 20 | [Al General Antonio LILIA]
Ante la tumba fría que guarda tus despojos,
Como subordinado, me cuadro, General;
Mas, pensando en tu gesta yo me pongo de hinojos
Y en lugar de plegarías te canto un madrigal.
Por tu amor a la patria sufriste sinsabores,
Como es justo que ocurra cuando el hombre es leal
Y Judas envidioso de tus patrios ardores
Hendióte en las espaldas el infame puñal
Tu nombre esclarecido perdurará en la historia,
Venerado en el templo de la fama y la gloria,
En todos los hogares del filipino lar;
Inspiración sublime para el pueblo futuro,
Refulgente oriflama para el mañana oscuro,
Lámpara incandescente en el nativo altar... |
MI ADIÓS A ILOILO | Manuel Bernabé | 20 | Antes de abandonarte, ciudad maravillosa,
que ungiste de alegrías mi peregrinación,
quiero dejar prendida en tu escudo una rosa,
que yo he santificado ante el altar de Otón.
La nave lleva al bardo. Pero en la silenciosa
lágrima que yo vierto, queda mi corazón;
y el noble ilongo amigo, como la ilonga hermosa,
vivirán por los siglos dentro de mi canción.
Más alto que el "kanuyos" cerniéndose en los montes
mi alma tenderá el vuelo a extraños horizontes,
cantando de los pueblos el himno redentor;
Pero, así bramen vientos y se refosquen cielos,
hacia estas islas sacras retornará sus vuelos,
¡como el ave que vuelve a su nidal de amor! |
HOLOCAUSTO | Manuel Bernabé | 20 | En la eterna tragedia de la suerte
que Dios a tus amores encadena,
he de esquivar, ¡ oh trágica morena!
la trágica locura de quererte.
¿Qué podrá hacer mi corazón si advierte
que, con sólo adentrarse en la colmena,
la abeja loca que de amores pena
sería presa estéril de la muerte?
Mares de luz se cruzan en tus ojos,
ríos de sangre en esos labios rojos;
pero, ¡oh Belleza que marcó el Suplicio!,
Yo no uno mi tragedia a tu tragedia,
y, aunque el Amor, como un caimán, me asedia,
marcho como Abraham, al Sacrificio. |
AMÉRICA | Adelina Gurrea Monasterio | 20 | Tesoro, aunque una sombra te mecía
en el mar del misterio más profundo,
fuiste llave y abriste para el mundo
las puertas de una ciencia que nacía.
Venciste al fanatismo que quería
poner límite al genio vagabundo,
sin ver que éste podía, en un segundo,
huir y hallar contigo nueva vía.
Y hoy se postra la tierra ante tu oro,
y buscan los esclavos libertad
en tus leyes, alivio de su lloro,
mientras lejos, llorando su orfandad,
espera de tus manos un tesoro
mi patria, sollozando de ansiedad. |
CARTA BREVE | Isidro Marfori | 20 | [A Pilar]
Amada mía, aquí estoy, alejado
del mundo de las locas vanidades,
reflejando en un libro de verdades
la esencia del presente y del pasado.
Por el amor que un día me has jurado,
vendrás conmigo a estas soledades,
y en lugar de un ruido de ciudades,
escucharás los versos de tu amado.
Juntos bajo la sombra de un florido
Ilang ilang, de un monte en los peldaños,
juntos miraremos nuestro nido...
Y curados de mis grandes desengaños,
reviviré á tu vista el colorido
de mis quimeras en los idos años. |
YO CANTO EN TUS FIESTAS... – II | Zoilo J. Hilario | 20 | Periódico: sé como siempre de las fúlgidas estrellas
Que sirven de eternos faros a las siervas muchedumbres,
No te hagan torcer el paso las espinas y centellas.
Sunsum Corda! Triunfo y gloria se conquistan en las cumbres.
Hoy que, como rosas frágiles, cual banderas de batallas,
Caen las mismas ideas ante los bárbaros fines,
Acumula más conquistas, para horror de las canallas,
Y honrarán tu heroico esfuerzo los mármoles y clarines.
Yo te felicito en versos. Y al celebrarlo en tus fiestas
Desea el bardo de esta época en que aún nuestras pobres testas
No podemos ostentarlas libres, risueñas y enhiestas.
Que repitas siempre a esos que con cautos de sirenas
Profanaron esta tierra de las hiántidas morenas,
¡Que el ensueño de mi Patria es ver rotas sus cadenas! |
EN EL COLUMPIO | Jesús Balmori | 20 | Vuela el columpio tenso de dos añosos nangkas
Mientras todo lo llenas de risas y de aromas.
Y de entre los encajes de tus enaguas blancas
Surgen tus pies desnudos, blancos como palomas.
Se cayeron tus corchos y yerran en la brisa
Tus cabellos flotantes y negros de tagala.
Marchitado el pañuelo de tu mustia camisa
Sobre un hombro te tiembla caído como un ala . . .
¡Vuela el columpio, vuela el columpio, vuela! . ..
Y en la tarde que envuelve al jardín de la Escuela
En sus tintas de púrpura y esmeralda orientales,
Pareces en el viento un ilang-ilang de oro
Rompiéndote los pétalos en un dulce y sonoro
Tremular de esbelteces y curvas virginales.. . |
MARÍA | Jesús Balmori | 20 | Adornando la bóveda del cielo
En la noche del tiempo tenebrosa
Resplandece la luna silenciosa
Matizando de lúa su negro velo.
Describiendo entre tanto con su vuelo
Filigrana fantástica y hermosa
Que retrata en las olas caprichosa
Sus orlas de granate y terciopelo:
Cuando en la negra noche de la vida
Perdido el hombre en la fatal jornada
Alza los ojos é interroga al cielo.
Es María la luna bendecida
Que alumbra al mortal con su mirada
Vertiendo al mundo rayos de consuelo. |
ROMAN OZAETA | Zoilo J. Hilario | 20 | [(Un Grao Jurista)]
Trazar deseo en versos imparciales
de un gran ex-Magistvado la silueta
recto cual cedro fué Román Ozaeta
a! dar su juicio en las lizas legales.
Los medros de los cuerpos judiciales
tuvo él, cual Secretario, como meta,
y actuó con mente ecuánime y quieta
en los altos consejos nacionales.
Aun hoy cual privado consejero
no aprueba ni alienta el desafuero,
aunque pagar se le intente con oro,
pues para este amador de la Justicia
por encima de la humana codicia
están Dios, la Ley y el propio decoro. |
ANTONIO CLIMACO | Zoilo J. Hilario | 20 | Predilecto Toñing, bardo cebuano,
cantor de nuestra Patria y su gloria:
vence al Olvido tu grata memoria
por los versos que hiciste en castellano.
Tu estilo, al cantar flores, fué galano,
y épico, al loar Héroes de la Historia.
Dejaste una brillante ejecutoria
de gentil caballero parnasiano.
En cambio del poema de alto vuelo
que tú me dedicaste, ya esta breve
poesía que afectos encierra.
¡Así un bardo que aun está en la tierra
paga con mora los versos que debe
a otro poeta que ya está en el cielo! |
A MI REINA | Jesús Balmori | 20 | María: Tú dormías dulce y serenamente
En tu lecho de plumas y flores perfumadas,
Porque eres la encantada, bellísima durmiente,
¡Que suspira en el oro de los cuentos de hadas!
El dragón de la gloria con sus ganas hirientes
Y sus alas de fuego velaba tus sonrisas,
Y por no despertarte se callaban las fuentes,
[Se callaban los pájaros, se callaban las brisas!
Para llegar a tí, yo desnudé el acero
De mis épicos versos. Soñador y altanero
Traspasé el corazón de la fiera gloriosa,
Y al rendirla a mis pies en la hermosa aventura
Alcé sobre ella un trono digno de tu hermosura,
¡Mientras sobre mi pecho se encendía una rosa! |
FILIPINAS ANTE SU DIOS | Jesús Balmori | 20 | Cristo, óyeme. Yo soy tu sierva del Oriente,
La eternamente uncida a tu divino amor;
La que te halla en la luz de su aurora naciente
Como te halló en la triste noche de su dolor.
Yo soy tu esclava. Cristo. Me llamo Filipinas,
Y como Tú en el Gólgota, bañada en sombra y luz,
Llevé sobre mi frente un puñado de espinas,
Y derramé mi sangre en lo alto de una cruz.
No permitas, Señor, por tus brazos tendidos,
Que jamás sea el clavo que tu carne taladre,
Ni que sea tu cáliz de amargura y de llanto;
Y al mirarme tronchada bajo tus pies heridos,
Bendíceme, Señor, en el nombre del Padre,
En el nombre del Hijo, y el Espíritu Santo. |
DESPEDIDA | Isidro Marfori | 20 | Es fuerza que me aleje,
oh nifia angelical!
El destino fatal
me impone que te deje...
Cruel tirano del alma,
vuelve a empujarme en medio
de los mares del tedio
y arrancarme la calma...
Dame tn último beso,
dame tu último abrazo.
¡Quién sabe si tu exceso
de pena es mi fracaso!
Amor sin egoísmo,
¿siempre serás el mismo? |
ENVÍO | Manuel Bernabé | 20 | ¡ Reina Herminia! Por tu halo de primores,
fragancia de joyantes juventudes,
ha volcado el jardín todas sus flores
y la poesía todos sus laúdes.
Es tu estructura de ánfora, y tus labios
visión de sangre que en la luz se irisa.
Tú eres la cifra de los pueblos sabios
que ven el porvenir en tu sonrisa.
Suba a tu alcázar, como un don galano,
junto al rosal, mi verso castellano,
que brotó, de las pampas y colinas.
Yo te soñé desde remotas playas,
porque, al cantarte a ti, canto a Bisayas,
que es como si cantara a Filipinas. |
ESPAÑA | Adelina Gurrea Monasterio | 20 | ¡Ella! La que buscando por los mares
nidos hechos de flores y de risas,
dejaba para ofrenda de sus misas
almas, fe y preces sobre sus altares.
¡Ella! La que llevando en sus cantares
bálsamos saturados de sonrisas,
nostálgias aspiraba con las brisas
de un mundo, que la hablaba de sus lares.
¡Ella! La enamorada del Oriente,
la que en sus brazos tuvo a Filipinas
y en un beso dejó sobre su frente,
su valor, su nobleza y sus espinas;
ella, ella es España con su ingente
mensaje de culturas y doctrinas. |
QUISICOSAS I DE MI VIDA | Manuel Bernabé | 20 | El mal del siglo tiene su tentáculo:
misógino, andorrero, ultramontano,
me obligo a refugiarme en mi habitáculo,
cazando moscas como un Domiciano.
Diógenes socarrón, de pelo en pecho,
a la intemperie el cuero y sin recinto,
repta como una sierpe hasta mi lecho
la cortesana Lais de Corinto.
Mi nuevo amor es una forma lógica
del progreso y la herencia biológica:
abarca infinitésimo, y abarca
al de Safo y Faón, Dafnis y Cloe,
de Dante y Beatriz, Laura y Petrarca,
Cristo y Teresa, del Misterio y Poe... |
APOTESIS | Manuel Bernabé | 20 | Ya estás durmiendo en el solar, señora,
que soñaste en la eterna despedida,
y ya en tu esposo se labró la herida...
¡oh, triunfos de la Triste Segadora!
Ya la Nación su desventura llora;
Cebú te abre su entraña estremecida,
y he aquí a los diez amores de tu vida,
que te buscan aurora tras aurora.
Como una llama a otras cien alienta,
sin que el caudal origen se resienta,
tú derramaste tus preclaros dones.
Sí, esposa del Caudillo, honras mi Historia,
como mujer, al fin, portas en gloria
a la Mujer de todas las Naciones. |
EL SEÑOR PODEROSO CARNAVAL | José Hernández Gavira | 20 | Es un señor de medieval grandeza
Que a todos brinda sus galantes dones,
Tiene un altar radiante a la belleza
Y es fuego vivo en nuestros corazones.
Con prodigiosa y sin igual largueza
Reparte sus tesoros y blasones,
Es por su estirpe y su inmortal proeza
El mago dios de nuestras ilusiones.
¿Qué hay de extraño que avive la existencia
Si anuncia con clarines la opulencia
Y su reinado arranca un madrigal?
Y es que es dios y es aliento de la vida
Con algo espiritual y muy panilla.
El señor poderoso carnaval. |
DESPERTAR | José Hernández Gavira | 20 | Mas, después, viene el sol del nuevo día
a romper el encanto seductor;
lo que fué ensueño en la quietud sombría
es hoy motivo de algo inquietador. . -
Viene el tedio y perdura la agonía
de nuestra carne que agotó el amor,
cuando en la negra noche se encendía
una llama de vivo resplandor...
Y frente a la verdad abrumadora
que nuestros sueños con crueldad desflora
mostrándonos la prosa del vivir...
trazan un rictus de dolor los labios
y esclaman parodiando a viejos sabios:
¡Vivir es, despertar para morir...! |
SOÑÉ – I | Isidro Marfori | 20 | soñé que había muerto. Mi lira muda y quieta,
al frío de mi invierno, se helaba en un rincón...
El cielo de la dicha y el dolor del poeta
ya no cantaba el ave azul de la ilusión.
Los perros de la envidia que á mi paso ladraron,
Al son de la campana que dijo mi agonía,
hallándome cadáver, espantados aullaron,
en medio de la oscura noche que me envolvía.
Junto á mi catafalco circundado de cirios
una madre sufría la angustia de mis males,
igual que una María con todos sus martirios,
igual que una María con todos sus pulíales,
mientras aun vanamente, en la sala enlutada,
inmóvil esperaba... el beso de mi amada! |
A ROMAN JOVEN | José Hernández Gavira | 20 | Se secarán las rosas del tributo
Postumo en homenaje al cuerpo inerte;
Y luego, el tiempo borraría el luto
Conque boy encubre el corazón la muerta
Poco n poco, la humana pleitesía
Te hundirá en el abismo del olvido,
Y en brazos del dolor la poesía
En lo infinito elevará su nido.
Mas, siguiendo la ley de nuestra vida
Que en el caos renace florecida,
Como un bello poema de Beethoven
En la página de oro de la historia
Se escribirá tu bella ejecutoria
Consagrada por tu alma noble y joven. |
¡NUNCA MAS! | José Hernández Gavira | 20 | ¡Nunca mas! ¡Nunca mas! ¡Cuanto vacío!
¡Lo que no ha de volver ! ¡ Desolación !
¡Que inmensa soledad y cuanto frío
se siente en el desierto corazón!
Y cuanto miedo «de morir, Dios mío,
cuanto temor por nuestra redención,
las mismas ansias de Rubén Darío
y una sed infinita de ilusión.
¡Nunca mas! ¡Nunca mas! Cuanto sarcasmo
frente a la vida de burdo! y orgasmo
de aquel que canta a Pan en su laud,
Caminar lentamente hacía la muerte
como c\ pobre Verlaine, el alma inerte,
y llorar por la extinta juventud |
ELOGIO DE LA REINA III | Manuel Bernabé | 20 | ¡Cebuanos! De rodillas para decir su nombre,
que es música y arrullo y llama de pasión:
sea un altar Cecilia en donde rece el hombre,
poniendo de incensario cada uno el corazón.
¡Emperatriz! Tu imperio no morirá en la historia,
porque no está teñido en sangre ni dolor;
porque el amor de un pueblo fué escala de tu gloria,
y es tu mayor castigo tu mirada de amor.
Mañana, cuando el barco me torne hacia mis lares,
no guardaré la perla robada de los mares
sino el lunar gracioso que en tu semblante es.
Y ya nadie me pida una trova ligera;
¡porque he dejado el alma en Cebú prisionera,
y el arpa de mis versos colgada ante tus pies! |
AMOR INDIO | Manuel Bernabé | 20 | Hay un poco de sol. Labriego hermano,
ve a recoger las zarzas del sendero,
que cuando pase aquélla que más quiero
no se hiera las plantas ni la mano.
Cuando la mires asomada al llano,
la tez de rosa y el andar ligero,
tiéndela el parasol, y el sol de enero
ceda al imperio de mi amor galano.
Soy el amor de la leyenda antigua,
el indio aquél, crecido en la manigua,
que amó con mansedumbre de paloma.
Soy, en la idealidad de mi cariño,
el pétalo de flor que coge el niño
y se rompe en los aires, hecho aroma. |
HELADA | Isidro Marfori | 20 | La noche es de oro y plata. En el silencio augusto
en que flota el aroma de las brisas inquietas,
hay románticas notas de armonías secretas
que portan la nostalgia de un ensuefto venusto...
¡Mágica está la noche de los brunos poetas!
...Pero ésta noche llora mi espíritu infausto
y entre los mudos nichos de mi pateón adusto
me parezco al macabro fantasma de sus grietas...
Junto al frío cadáver de una virgen ya inmoble,
de la hija postrimera que perdió mi Esperanza,
velo en un antro fúnebre en que la Muerte danza..,
...Poco á poco paréceme que alza su busto noble
la muerta del ataúd; ¡vive la amortajada!
La palpo y ¡oh delirio! ¡Mi ilusión está helada! |
HERÁLDICA – III | Manuel Bernabé | 20 | Somos las rosas del Oriente hermoso,
cuidadas por divino Jardinero;
Jesús Sacramentado es nuestro Esposo,
porque su amor es nuestro amor primero.
Nuestro escudo es la vara de virtudes
que florece en amor todos los días;
nuestra voz es un salmo de laúdes,
y somos por María, las Marías.
Mientras exista un alma sin fortuna,
verá en nos a la hermana y a la madre
que obrará el bien sin recompensa alguna.
Porque éste es el cartel de nuestra vida:
por cada espina que un amor taladre,
dar otro amor con que sanar la herida. |
FILIPINA DE AYER | Jesús Balmori | 20 | Filipina de ayer, mujer dulce y santera,
De cabellera larga como un velo oloroso;
De serena mirada y de humilde manera;
Envuelta en dignidad y silencio y reposo.
Filipina de ayer, pura como una flor;
Plena de elevación y luz como una llama;
Que nunca te atrevías a mirar al amor,
¡Tú que supiste amar como ya no se ama!
¡Filipina de ayer, Doña María Peña!
Permite que el poeta que en el ayer te sueña
Como visión de patria, como símbolo santo,
Hoy que se enflora un año nuevo sobre tu frente,
Se incline ante tu vida, rendido y reverente.
¡Y alce por ti, basta Dios, las alas de su canto! |
ENCARGO | Zoilo J. Hilario | 20 | Cuando una guerra que tina de púrpura las campiñas
estalle y me muera bajo el pendón de tres colores,
tú, virgen encantadora, dulce entre todas las niñas,
de cabellos magdalénicos, princesa de los amores,
busca mi cuerpo caído bajo el palio de los cielos
y besado por las auras que murmuran en sus vuelos
canciones apocalípticas que resuenan armoniosas;
y tú verás que á la luz de tus miradas soñantes
que envidiaran los arcángeles de cabelleras flotantes,
¡se convertirá en muchísimas flores de oro y mariposas! |
LA MOSCA | Zoilo J. Hilario | 20 | [(Un Insecto Audaz) A una buena amiga]
A la sombra de la amistad más pura,
en un balcón, sentados frente a frente,
mientras el Sol se hundía en Occidente
charlábamos de música y pintura.
Estaba en su apogeo tu hermosura,
y mi juventud en su etapa ardiente;
yo te hacía preguntas de un creyente
y tú me respondías con dulzura.
Hablando estabas de famosos sabios
cuando una mosca se posó en tus labios
con sumo placer y audacia no poca.
La ahuyentaste; y yo, por consolarte.
Perdónala! — te dije — Honró al Arte
creyendo un panal de miel esa boca! |
LAUDANZA | Zoilo J. Hilario | 20 | General Roxas, hijo favorito
de la Patria: ¡loor a tu coraje!
Por tu salvación damos homenaje
de honda gratitud al Ser Infinito.
Durante el cautiverio inaudito
no desmentiste tu heroico linaje.
Ni al halago ni a la presión salvaje
cedió tu fortaleza de granito!
Abnegado patriota: luz febea
tus sublimes y límpidos blasones
¡radian tras tu épica odisea.
Tu nombre en tiempos de pasiones
prenda de amor y lazo de unión sea
para los filipinos corazones. |
ROMÁNTICA | Zoilo J. Hilario | 20 | Tú, sobre todos mis sueños, tú, sobre todas mis flores
y para gloria de glorias, sobre mi alma y corazón.
Tú, sobre todos mis versos, sobre todos mis dolores,
tú sola en mi mundo azul como si tú fueras Dios:
Princesa mía, amor mío, rosa entre todas las rosas,
seamos dos Cristos de pié sobre el duelo universal.
Así mejor cantaremos. No temas que las hermosas
notas ahogue el tumulto de las olas de su mar:
Que los dos, ¡oh vida mía! con nuestro cariño á solas,
dominaremos las furias de las restallantes olas
con los acordes triunfales de nuestra fuerte canción;
Que no importa que ese mar en sus sueños delirantes
alce sus aguas á modo de unas montañas gigantes,
que también nos alzaremos como una reina y un dios. |
LAS TUMBAS ANÓNIMAS | Jesús Balmori | 20 | tumbas desparramadas por doquiera,
Abiertas en la noche de la Historia,
Sin una cruz que os sirva de cimera,
¡Ni una luz que os recuerde a la memoria!
Surcos que en la lejana sementera
Sois un puñado de mortal escoria;
De vosotros brotó nuestra bandera,
¡Como una flor divina de la gloria!
Si el amor no os consagra con su lloro,
Y no hay rosas, ni lámparas de oro,
Ni una cruz, que en recuerdo se os depare,
Yo, entre vosotros, abriré mis brazos
Y sobre nuestra enseña hecha pedazos,
¡ Seré la cruz gloriosa que os ampare! |
HERÁLDICA – II | Manuel Bernabé | 20 | Es su color azul, azul celeste,
amor y preferencia de María;
Ella lo quiso al escoger su veste
bajo la azul diafanidad del día.
Su albura tiene del candor de un niño,
nieve del valle derretida en ampos;
blancura de las pieles del armiño
y del lirio escondido de los campos.
Es su amarillo Sol de Eucaristía;
su rosa el tinte que eligiera un día
la Florecilla de Jesús por gala:
cuatro colores son que el cielo quiso
que fueran guía, luz, sostén y ala
para poder volar al Paraíso. |
ALMAS ENFERMAS | Isidro Marfori | 20 | Un joven decadente. En su mirada obscura
na adivina que una pesadilla en asecho
ln oprime el corazón, lo anega de amargura...
Las tres, y en vano busca el reposo en su lecho.
-lista mujer, musita, no me será perjura?
ii Despreciará algún día el pacto que hemos hecho?
\M nieve de su amor seguirá siendo pura?—
Pronto sintió la réplica de un dulce abrazo estrecho.
—No dudes. Cuando salves « maldecido abismo
que .a los dos nos separa; cuándo de tu existencia
el hilo ceda al peso de tu infortunio mismo,
nomo acompaña al viento la delicada escencia,
¡iré también contigo, ensueño de mi vida!
¡imitaré tu gesto de trágico suicida! |
LA ROSA QUE ME DISTE | Manuel Bernabé | 20 | Se ha secado la rosa que me diste,
en el alado círculo de un día,
y su matiz de oro y poesía,
encanto de los ojos, ya no existe.
El corazón, empero, se resiste
a juntarse a la rosa en su agonía,
que, marchitas sus hojas, todavía
vive en ellas el alma que pusiste.
Compadezco tu suerte, rosa hermana:
un viento cruel arrastrará mañana
tus galas por los légamos del río;
Pero, ¿qué importa? La modesta rosa
que ardió en el pecho de Lolita hermosa,
vive en la fama y en el verso mío. |
ELOGIO DE LA REINA II | Manuel Bernabé | 20 | Porque tú eres Cebú. En la sonrisa varia
que repartes mostrando la hilera de tus dientes,
pareces esta dulce ciudad hospitalaria
que, con miel en los labios, va llamando a las gentes.
Y así como cuando andas se aroman los senderos,
el alma de tu tierra perfuma voluntades;
y si cuando tú miras, enciendes los luceros,
esta ciudad es luz que alumbra otras ciudades.
¡Dios guarde esa sonrisa, Princesa encantadora;
Dios guarde esa mirada, que es el alba que llora,
de cuyo encanto va toda poesía en pos!
Sé reina eternamente. ¡Loados sean tus fallos,
porque tienes, señora, los mejores vasallos
los que saben morir por su Reina y su Dios! |
MI RISA LOCA | José Hernández Gavira | 20 | Yo me río del paria que me insulta
porque es el dolor mi única riqueza,
y yo me río de la raza inculta
ignara del valor de la pobreza.
Es un apostrofe mi risa culta,
símbolo de mi ingénita grandeza,
cuando me río de la gente estulta
que pasa sin saber lo que es belleza.
Y es mi risa tan loca que provoca
un rictus ideográfico en mi boca,
cuando veo la risa patriarcal
de la gente que ignora mi tortura,
de los que no comprenden mi locura,
mi vida y mi cansancio intelectual. |
NUESTRO DON JUAN TENORIO | José Hernández Gavira | 20 | Es algo que deslustra el libro de la gesta,
ese espíritu inquieto de nuestra juventud,
cuando en noches de luna con el puñal se apreste
íi desfacer entuertos en la mano el laud;
cuando en noches de luna, muy tranquilo y sin prisar
canta Don Juan sus coplas desbordantes de amor,
¡presto a vender el alma por la dubia sonrisa
De Katty o de Eduvigís, de Esther o de Elynor.
Despreocupado, nuestro joven Don Juan Tenorio
trepa las tapias del mismo Reformatorio
que en su locura es como un castillo feudal,
con su ukalele llama a la inclusa y ufano
la corteja y la, besa, mientras en la otra mana,
tras las espaldas blande, un siniestro puñal... |
SOÑÉ – II | Isidro Marfori | 20 | Anunciaban mi triunfo las trompas de la Fama
á la Posteridad. Ganada era la cumbre,
las rosas y laureles del sempiterno drama
del Mundo. ¡Mío el culto de una eran muchedumbre
Y al ver que mi escultura, la efigie del artista,
se alzaba en los jardines de un Versalles de Oriente,
mi ambición de grandeza, mi fiebre de conquista,
se extinguió en el silencio, se perdió lentamente...
...Pero una tarde de oro con perfumadas brisas,
tarde de primavera de románticas galas,
delante del icono, floridos de sonrisas,
pasaron dos amantes en invisibles alas...
¡y una lágrima al punto, como una estrella fatua,
titiló en la mirada de la marmórea estatua! |
AMAITAKO | José Hernández Gavira | 20 | Sed tengo. Padre Mío, sed ardiente
de infinitas dulzuras celestiales;
Sed ardiente de nueva fe ferviente
Que mi alma cure de sus torpes males.
Sed, Padre Eterno, para que en la mente
de los hombres perduren mis ideales,
y no muera en la tierra Tu simiente,
y viva Tu razón en los mortales.
Sed, a que sean con mi fin, cristianos
y se abracen, los hombres, cual hermanos,
Sed, para que en tus brazos quede preso
y al fin me dieras tu deseado Reino.
Sed del Ser Máximo Creador Divino,
Sed del Sagrado Fuego de Tu beso. |
BALINTAWAK | José Hernández Gavira | 20 | ¡Tu vives! Mientras Átropos maldita
hila y la nueva gente te rechaza,
te embriagas del olor de sampaguita,
Balintawak, legado de una raza;
de una raza mejor que esta que incita
a sellar nuestros labios con mordaza,
a hacer de cada hogar, lugar de cita,
y volver cada templo en una plaza.
Antes de renunciar tu estirpe recia,
como en los cuentos de la vieja Grecia,
(símbolo de una raza que se va),
ven a mis brazos rústicos de atleta,
se tú la Musa, yo seré el poeta,
de una cresta que nunca morirá. |
QUISICOSAS II CUADRO MAÑANERO | Manuel Bernabé | 20 | Amanece en el barrio. Desde el borde
del río vecinal al lugarejo,
suena el abecedario monocorde
de la rana y la marcha del cangrejo.
Un genuflexional talabartero,
asiento de la flema y de la grasa,
con el rostro redondo como un cero,
y una labrada tez como la pasa;
dispone de perfil, frente a un cachito
de cristal azogado, su incipiente
piel de antediluviano karabaw,
mientras leo en mi silla a voz en grito,
riéndome a mandíbula batiente,
La Degeneración de Max Nordau. |
BRINDIS CARNAVALESCO II | Manuel Bernabé | 20 | Brindo también por estas Musas de carne y hueso,
que vierten tropicales esencias de ilusiones,
cortesanas que flechan en un rapto inconfeso,
como Eros sagitario, todos los corazones.
Parecen por lo raro de su culta elegancia
y por la orfebrería de sus torsos de luz,
divinidades frívolas escapadas de Francia,
o sultanas venidas de Golconda o de Ormuz.
Brindo por mis hermanos, los nuevos Arlequines,
con sus trajes de punta y sus mil colorines,
los jocundos y heráldicos caballeros de honor;
Por esta juventud, flor y nata de Oriente,
por las dos cortés regias de Oriente y Occidente;
y al fin por la belleza, el arte y el amor. |
CASTIDAD | Manuel Bernabé | 20 | Mujer, ¿te acuerdas? Con la sien caída,
en tu palor marmóreo de azucena,
tú desleías, como un alma buena,
todo el rosal de una ilusión perdida.
Aquella tarde fué. No sé si herida
en la raíz de tu virtud serena,
mi audacia fácil añadió otra pena
al calvario de penas de tu vida.
Llorabas y reías. De tu boca,
rojo nidal de sierpes del deseo,
fluían en suspiros mil encantos...
—¡Qué loco eres!—dijiste. Y yo, ¡qué loca!—
Pero en medio de tanto devaneo,
—¿lo recuerdas aún?—fuimos dos santos. |
ET INCARNATUS EST. | Jesús Balmori | 20 | El guerrero español y el Señor boholano
Se encontraron, buscándose, bajo la noche bruna.
Legaspi se llamaba el Capitán hispano.
El Señor de Bohol, el Raja Sicatuna.
Se besaron. Y urdieron abrirse mutuamente
Una herida en la vena donde su sangre ardía.
Para mezclar su vida, y consagrarla ardiente
En un cáliz : [ Tu santo corazón, patria mía!
Si Filipinas hoy, rotas ya sus cadenas,
Quisiera aparecer ante su historia, sola,
Olvidada del pacto de su viejo Virrey,
Se tendría que abrir nuevamente las venas,
Y arrancar de sus venas esta sangre española
¡Que en su vida y su alma es Dios, idioma y ley! |
ITE MISSA EST | Jesús Balmori | 20 | El santo sacrificio de amor ha terminado.
Murió como un suspiro el rito delirante.
Y del templo desierto ante al altar sagrado,
Ya no está de rodillas el sacerdote amante.
En las altas ventanas de cristal de colores
Cesaron su batir las alas de las aves;
Es la noche del templo, sin luna, sin fervores,
Sin siquiera fantasmas de recuerdo en sus naves.
El templo está vacío. El ara está entre sombras.
Nadie deshoja un solo capullo en sus alfombras;
Ni una sola campana en su silencio canta;
Y en lo alto del altar en el que ya ni pienso.
Sin cánticos, sin flores, sin luces, sin incienso,
Parece que me buscan los ojos de la Santa. |
ESCALERA DE ORO | Zoilo J. Hilario | 20 | El cielo prometido a los cristianos
es reino de venturas perennales,
do imparte Dios sus gracias paternales
desde su solio no hecho de manos.
Al cielo de esplendores soberanos
no logran, en sus vuelos capitales,
llegar las bellas águilas reales,
ni los más portentosos aeroplanos.
Pero podréis vosotras, buenas almas,
subir al cielo de eternales palmas,
después de atesorar merecimientos.
Sólo hay para las célicas mansiones
una escalera de áureos escalones
que son los Diez Divinos Mandamientos. |
¡ESPAÑA! MI MUSA SE ARRODILLA A TUS PIES... | Zoilo J. Hilario | 20 | España, inmortal España, floresta de los claveles,
vieja madre cariñosa de la Sultana de Oriente,
patria de bravos guerreros, patria de eternos laureles,
patria de nuestros amigos, oh gloria del Occidente:
Yo te amo por tu armonioso y dulce lenguaje de oro»
por tus huellas en mi Patria y por tu nombre sonoro,
y hoy mi Musa eterna y buena se arrodilla a tus pies:
Pero, al arrodillarse, ella, mi ángel en horas de penas,
que en parte lleva también tu regia sangre en sus venas,
te envidia, porque eres libre, y nuestra Patria no lo es! |
A CRISTO REY | Zoilo J. Hilario | 20 | Bello Jesús de mis santos amores,
modelo de paciencia y de dulzura,
evoco hoy tu simpática figura
en medio de poéticos fulgores.
En parábolas llenas de hermosura
expresaste conceptos superiores
que infunden al espíritu vigores
en horas de infortunio y desventura.
Cuando me siento asaz desesperado
en esta dolorosa y triste vía
que el destino fatal me ha señalado,
bástame, para hallar nueva energía,
recordar que la cruz que Tú has cargado
era mucho más grande que la mía. |
ROSAS | Jesús Balmori | 20 | Te acuerdas tú de aquella noche que en el Estudio
De la Estación de Radio, nimbada de esplendor,
Un puñado de rosas que te di fué el preludio
De esta nuestra encantada opereta de amor ?
Tus manos se llenaban con los pétalos rojos
Y las verdes espinas de mi amante oblación;
Y reías, reías con tu boca y tus ojos,
Sin saber que en las rosas iba mi corazón.
Han pasado los días como pasa la brisa
Deshojando las rosas. Ya no escucho tu risa,
Porque Amor, más que a risa, nos empuja a llorar,
Y tú aguardando vives, dulce y enamorada,
Que otra noche cualquiera, la menos esperada.
Mi amor, como a una rosa, te vaya a deshojar. |