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CRUZ Y ESPADA | Jesús Balmori | 20 | aún conservan mis playas su gloriosa silueta,
Y aún palpita en la historia el valor ele su hazaña:
El Caudillo y el Fraile, Legaspi y Urdaneta,
¡La cruz del Redentor y la espada de España!
Caballeros de hierro ante gente sencilla
Con la frente inclinada a los Conquistadores;
Y a los pies del pendón morado de Castilla,
¡Las Islas Filipinas coronadas de flores!
Tres siglos se tornaron, mortales, a la nada.
Llevándose al Caudillo y al Fraile en el fecundo
Palpitar de su gloria y aletear de su vuelo;
Pero nos ha quedado, como herencia sagrada,
¡La espada para abrirnos los senderos del mundo!
¡Y la cruz para abrirnos los caminos del cielo! |
HERÁLDICA – I | Manuel Bernabé | 20 | Este escudo, de heráldicas ejemplo,
símbolo de virtud y de pureza,
parece un alma que en silencio reza
bajo las altas bóvedas de un templo.
Como viene del cielo, ha asumido
la redondez de la hostia sin mancilla,
es oriflama de la fe sencilla,
es un bajel, un corazón, un nido.
Medicina será que nos alivie
en dolencia espiritual, y lumbre
cuando el fervor de la piedad se entibie;
cadena al alma con tal brío atada
que la tenga, en gloriosa servidumbre,
en la cárcel de Dios aprisionada. |
LAS LANGOSTAS | Isidro Marfori | 20 | Desciende al sembrado que va á sazonar
la terrible nube amenazadora;
y el pobre labriego que esperó triunfar
de su gran miseria, como un niflo, llora...
Pensando en los seres del nato solar
invoca al Señor, su piedad implora...
Mas la plaga empieza el campo á asolar
¡y nadie detiene su obra destructora!
¡Malditas langostas de la Adversidad!
¡de la Agricultura el bárbaro azote!
¡el castigo injusto de una Humanidad!
¡Ser un Dios quisiera o un otro Quijote,
que arroje la muerte por sobre ése emjambre,
portador maligno del drama del Hambre! |
FÉMINA | Manuel Bernabé | 20 | Al ver los oros tenues de tu encaje,
tu lino de eucarística blancura,
quiero curar mi hidalga desventura
encarcelado en la prisión de un traje.
Tal que mis potros es mi amor salvaje;
pero, en mi sed de clásica aventura,
yo deshojo una flor a la hermosura
y la rindo perpetuo vasallaje.
Ya sé que afirmas que no sabes cómo
el ciego impulso de mis potros domo;
pero perdona si a mi vez te arguyo,
Que este mi amor es impetuosa fiera
que "sólo una mujer domar pudiera
con un mirar celeste como el tuyo. |
ELOGIO DE LA REINA I | Manuel Bernabé | 20 | ¡Reina de la hermosura! Cuando yo era aún niño,
soñaba en unos lindos juguetes de cartón;
en tener zapatitos blancos como el armiño
y lanzar en canutos espumas de jabón.
Después, ya ida la infancia, cuando pacté mis bodas
con la ilusión y supe de saudades de amor,
soñé en una princesa más hermosa que todas,
más luciente que estrella, más fragante que flor.
Buscando me vio el día, me halló la noche en sierras,
pero mi ensueño azul no floreció en mis tierras,
hasta que, navegando en el florido abril,
yo te entreví dormida en un rayo de luna.
¡Hermosa eres, Cecilia! ¡Bendita sea tu cuna,
y bendita tu madre y tu tierra gentil!
¡Y es que en toda Cebú,
vergel maravilloso de sol y de fortuna,
Dios no creó una rosa tan linda como tú! |
QUISICOSAS III A UNA | Manuel Bernabé | 20 | Date a mí cuerpo a cuerpo. Tú me endosas
tu tierno corazón y carne dura,
y adelantas al tiempo y a las cosas
nuestra concupiscencia prematura.
Te sorprendiera así, sacrificada,
¡oh! Anticristesa, en pasional calvario,
demostrando la nada de tu nada
en un estado semi-originario.
¿Qué más da? Tú amas; y el amor en todo
arroja hasta el Thabor o hunde hasta el lodo...
Tal el amor cristiano y neroniano...
Dios propio se hizo símil estrambótico
del hombre, como yo, sadista erótico,
me torno humano, demasiado humano. |
MADAME LOCURA | José Hernández Gavira | 20 | Otra vez triunfarás Doña Locura
renovando en. la vida la ilusión,
con la dulce esperanza que perdura
en las almas que mueren de aflicción,. -
Otra vez en la noche claroscura
reinará tu inmutable sinrazón,
breves momentos de vital cordura,
de "yo te quiero mucho, corazón."
Otra vez, otra vez, Mimí o Mussetta,
pernoctará? en mi alma de Poeta
a embriagarte de mi vino y de canción.. -
Y otra vez, Colombina de mí vida,
pobre Pierrot con alma dolorida,
te besaré...con una maldición... |
A UNA MUERTA | José Hernández Gavira | 20 | Sobre la ciudad Blanca del misterio
donde crecen las rosas de la muerte,
este canto vibró "de mi salterio,
lágrimas breves para un cuerpo inerte.
Dulce Rosa del blanco cementerio
arrebatada por la infausta suerte;
tú y yo tuvimos nuestro azul imperio
en el estro que en verso se convierte.
Yertas las alas y las áureas galas
que tú tuviste en tu banal carrera,
hermana, que contigo sea Palas.
Yo también soy un alma prisionera,
mas aun quiero remontar mis alas
sobre las cumbres de la azul quimera… |
LO DE SIEMPRE | José Hernández Gavira | 20 | La inquietud de la vida que se pierde
en espera de aquella que vendrá,
la lentitud que el corazón me muerde,
¿Oh cuándo, señor mío, llegará?
Con la frente serena yo la espero;
Sé que algún día triste llamará;
La reto a todas horas y la inquiero:
¿Si eres fuerte, por qué no vienes ya?
Ha de llegar y llamará a mi puerta,
Y al presentir su intención abierta,
Como un iluso, gritaré:¿"quién es"?
Más yo, Señor, que la esperaba tanto,
habré de suplicar, deshecho en llanto:
"No te acerques, más tarde, más después"... |
ESE ES EL HOMBRE | Manuel Bernabé | 20 | Tener la bolsa abierta para el pobre,
tender la mano al mísero cuitado,
dar un jugoso préstamo al quebrado,
sin riesgo de que un día se lo cobre;
Las crisis resolver en un segundo,
ser ecuánime en triunfos y reveses,
no moverse jamás por intereses,
sin importarle lo que piense el mundo;
Mirar la situación con tal grandeza,
que nunca ha doblegado la cabeza;
—¡ La austera integridad crea sus goces!—
Llegar, en fin, a la más alta cima,
esclavo sólo de la propia estima...
Ese es el hombre: ALEJANDRO ROCES. |
AL ATARDECER | Manuel Bernabé | 20 | En las turbias tristezas de los atardeceres,
bebe el bardo cristiano raudales de armonía,
que nada eleva al ánima como el morir del día,
símbolo de la eterna mudanza de los seres.
De las ferias del mundo cansado y sus placeres,
mi ánima, como un pájaro, a Dios volar ansia;
pues de Tí, oh Dios, derívase la ingénita poesía,
a tu merced me entrego, porque en mi lar imperes.
Abriré día y noche mi alma como un sagrario,
presta, cuando Tú llames, a brindarte aposento,
donde darnos al goce de amar, siempre presente.
Juntos abarcaremos el cruento itinerario,
y verás cómo, cuando muera, no me arrepiento
de haber vivido a solas contigo eternamente. |
EN LA DISTANCIA | Manuel Bernabé | 20 | Cuéntanme de tu gracia y ufanía
prodigios mil, clara deidad ausente,
que Dios negó, para adornar tu frente,
más viva lumbre al luminar del día;
Que tal es tu beldad que se diría
cifra y apoteosis del Oriente,
vaso de inspiración, eterna fuente
de cuyas aguas nace Poesía.
Como el cielo en la linfa del regato,
en los estrechos lindes de un retrato
se aprisiona tu indígena elegancia.
Di, ¿por qué el alma se me pone triste
cuando los ojos no te ven? ¿Existe
tu conjuro de amor en la distancia? |
SABIHONDOS | Manuel Bernabé | 20 | Es día. El Pásig, que bosteza, siente
sobre el lomo el cadáver de un maldito:
fué un criminal que, viendo su delito,
se sintió loco y se arrojó del puente.
Se hace cruces y cábalas la gente
en la orilla, los cascos y el distrito.
¿Quién el muerto será? tal era el grito
de aquella turba ignara e inocente.
A iluminar la página sombría
vienen el juez de paz, la policía
y el médico flemático y mohíno.
Examinan el ser, y aquellos sabios
—¡oh, pozos del saber!—abren los labios
diciendo:—"No es un hombre, no: es un chino." |
DE LA VIDA BOHEMIA | Cecilio Apóstol | 20 | A Myrthocleia.
Nada más. De aquel sueño, que pasó como un ala
por la prosa de un día, el encanto se fué.
Sólo quedan las huellas de tus besos, tagala,
un frasquito de camia y una taza de té.
Fuiste buena conmigo, a pesar de ser mala.
En tu amor mercenario encontré un no sé qué
de sutil y exquisito, que por mucho lo iguala
al de Aspasia dialéctica y al genial de Friné.
¡Oh mujer adorable! ¡Oh mujer que no es mía!
Este dulce pronombre, si quisieras, sería
en mis labios, sedientos de los tuyos, verdad.
No querrás. Yo conozco ciertas vidas obscuras:
un infame te explota, cuyo nombre murmuras.
¡Infeliz! tú mereces doblemente piedad. |
EL GRITO | Jesús Balmori | 20 | Estalló en ira santa la nacional congoja
Y las Islas te dieron su fé, ole polo a polo,
Cuando se alzó la llama de tu bandera roja
Sobre el enhiesto mástil de tu desnudo bolo
Bajo el tendal indígena de nuestras verdes palmas,
En divino holocausto de lágrimas y heridas.
Si Rizal fué el martirio que encendió nuestras almas,
Tu fuiste el heroísmo que salvó nuestras vidas.
¿ Quién eres ? murmuraron los hogares desiertos;
¿Quién eres? musitaron las sombras de los muertos;
¿ Quién eres ? preguntó la España vencedora;
Y de la patria esclava bajo la noche umbría
Se oyó tu grito santo, inmenso, que decía: \
¡ Yo soy el Katipunan, la libertad, la aurora! ! |
PRELUDIO | Zoilo J. Hilario | 20 | Abriste tu ventana de oro-rosa
y el Sol por dentro disparó sus dardos.-
el ambiente sutil olía á nardos,
—evocación de una mujer hermosa — .
— ¡Oh vida provinciana deleitosa,
que aman los mozos que á la vez son bardos!
¡Cómo en tu paz soñaran Abelardos
en el regazo ebúrneo de la Esposa!
Poeta: en tu canción de primavera
aletea una brisa mañanera,
se connubian las aves con las flores,
y en medio de la escena campesina,
desgranas, trovador, tu sonatina,
como el preludio azul de los amores |
HIMNO A LA PRENSA – I | Zoilo J. Hilario | 20 | Loada seas mil veces, oh Prensa
que de lenguas de papel te vales
a fin de publicar hechos reales
y representar lo que el pueblo piensa!
Tu labor cultural, eximia e intensa,
que es un despliegue de esfuerzos mentales,
despierta sobre asuntos nacionales
una opinión viril, potente y extensa.
Prensa: eres útilísimo elemento
que das alas al escrito pensamiento
para que se propague velozmente;
y con tu informativo verbo impreso
pareces en la senda del Progreso
antorcha orientadora y refulgente. |
NUPCIAL | Jesús Balmori | 20 | Iluminó el idilio una lámpara azul,
Nos velaron los ibis de un biombo japonés,
Y sintió tu hermosura un diván de oro y tul
Donde besé el perfume de tus descalzos pies.
La penumbra de luna destacaba triunfal
Tu desnudez de perla, dulce como un jazmín,
En tanto despertaba como un verso inmortal
Tu carne virginal de aurora y de jardín.
¿ Acaso esto es amor ? decías sin hablar;
¿Acaso esto es amor? querían preguntar
El llanto de tus ojos y tu temblor de flor.
Ya están lejos los ibis del biombo japonés
Y la lámpara azul. Vuelvo a besar tus pies
Y te juró ante Dios, que sí, que esto es amor. |
DOS ENTIERROS | Cecilio Apóstol | 20 | —Se los cirios al brillo tremulante.
Mi padre muerto en su ataúd yacía…
¡No era un sueño! Dos lágrimas veía
cuajadas en su lívido semblante.
Le enterraron. Lloroso y delirante,
a lo profundo de la huesa fría
yo le vi como un fardo que caía
con apagado son… ¡qué horrible instante!
Más tarde, del olvido al camposanto,
fui a enterrar mis primeras ilusiones,
de horrendo hastío el corazón cubierto;
Y hallé entonces la causa de aquel llanto
que, al trémulo fulgor de los blandones,
vi en el semblante de mi padre muerto. |
CUATRO SIGLOS | Manuel Bernabé | 20 | ¡España, madrecita nuestra! Aunque estás lejana
te llevamos muy hondo dentro del corazón:
la fabla de Cervantes es tu mejor guardiana
y la cruz del Calvario nuestro mejor blasón.
… Señores: es la misa. Voltea la campana,
y las sacerdotisas preparan la oración:
¿qué hora preferiréis? ¿la Noche, la Mañana?
con ritmo de los pechos acompañad el son.
¿Ha de triunfar la negra noche o el claro día?
¿Qué importa? Dios bendiga toda miel de poesía,
y anuncien los clarines esta verdad aún:
Once millones de hombres, malferidos de engaño,
no han de balbucear ningún idioma extraño,
tras de hablar cuatro siglos un idioma común. |
SOLDADO*POETA | Manuel Bernabé | 20 | Dios ha puesto en el arco de tus cejas
la excelsitud de un arco-iris santo,
igual que pongo un borbotón de canto
en una lira de cadencias viejas.
En el hondo negror de tus guedejas
la Noche obscura distendió su manto,
esa deidad que sorprendió mi llanto
más de una vez en tus doradas rejas.
Ven, y no tardes más. Dios ha querido
que fueras la paloma que convida
a las ternezas místicas del nido,
Y yo, un fuerte soldado apolonida,
que, recogiendo mi pendón caído,
con la espada y laúd, te dé la vida. |
PAISAJE DE ABANICO | Manuel Bernabé | 20 | Las eses transparentes de los ríos en fuga
arrastran la coraza de una enorme tortuga,
mientras enseña un boa sus espiras de escamas
bajo del sol que lame los cielos con sus llamas.
Un caserón, al raso, dijérase que surca
la granja lugareña en grises desnudeces;
y el agua en el regato torbellina y bifurca
sus entrañas repletas de mimbres y de peces.
Camino de las trojes con sus perros guardianes,
van a las sementeras los nativos gañanes,
—los Cristos de la Raza, multiplicando panes.:—
No lejos, una nube de langostas desmiembra
el palay, que en la regia fecundidad de una hembra
primeriza, madura el fruto de la siembra... |
BRINDIS CARNAVALESCO I | Manuel Bernabé | 20 | (A propósito del banquete ofrecido por la Reina del Oriente a su Corte.)
La Sibila ha hablado. Y el clarín de la Fama
canta a los cuatro vientos el legado real:
Tres veces a ti salve, oh perínclita dama,
tan joven y ya tan reina de un imperio oriental.
Han venido de lejos desde el Sur hasta el Norte
y del orto al ocaso de nuestras Filipinas
once damas y doce vasallos a la corte,
que son envidia de Pierrots y Colombinas.
Ungido con el óleo lustral carnavalesco,
a tiempo que yo alzo con aire principesco
la copa del ensueño a lo alto de mi ideal;
Hago votos a Momo por que vos, Soberana,
iniciéis en el reino una paz octaviana,
o una tregua de Dios... ¡ que seáis inmortal! |
NIVEA | José Hernández Gavira | 20 | Frente al espejo de la Blanca Nieve
Contempló su hermosura esta mujer,
Y sonrió complacida la diosa Hebe
Al ver las perfecciones de su ser...
Sobro el niveo cristal de un quieto lago
La vieron como un cisne singular;
Y no hubo causa de inquirir al mago
Quien era la mas bella del lugar...
Y es quo Rosita vino con la aurora
Al estallar con sus encantos Flora
En medio de la agreste floración,
Y robó de los cielos su blancura,
Do los jazmines su fragancia pura,
Esta rosa del monte Canhon... |
DEL CHIVO AGUAFUERTE | José Hernández Gavira | 20 | Sobre el verdor inmenso del paisaje
.se destacan los búfalos enormes;
Helios, rojo, detiene sa carruaje
y lanza sus centellas multiformes.
Tlay un rumor extraño en el boscaje
de ninfas y de sátiros deformes;
rumor de risa equívoca y salvaje
de almas locas y seres uniformes.
La tarde .solemniza su sonrisa
opulenta en las alas de la brisa;
en el azul el eco sugestivo
fjue dice a nuestras almas la bollera
de lo existente y la vital grandeza
del culto ambiguo v florestal del chivo. |
ESTA TRISTE DON QUIJOTE | José Hernández Gavira | 20 | [Para el Día Español]
¡Está triste Don Quijote! En el llano
analiza el horizonte lejano,
y camina tras las huellas del sol.
Sueña, ¡oh Triste Caballero! Tu hazaña
formidable vivirá con España,
mientras viva un peregrino español.
No es España la nación portentosa
que dio al mundo por herencia el metal,
es la raza vieja, Taza gloriosa,
siempre grande, siempre audaz e inmortal.
No es España la nación perniciosa
cuya norma as engendrar lo fatal,
es luz, ciencia, inspiración prodigiosa,
Esa España de Ramón y Cajal. |
VESTISTE A MI DOLOR DE POESÍA | Manuel Bernabé | 20 | Doce rosas en flor he deshojado
en mi jardín sentimental abierto:
mi pobre corazón estaba muerto,
pero un soplo de amor lo ha despertado.
De torpes devaneos lastimado
y con el lino del dolor cubierto,
dolido de querer andaba incierto
tras de gustar la poma del pecado.
Si emponzoñó mis aguas la falsía,
otro amor sanará los manantiales.
Bendita seas tú, Rosa María,
Que, con temblores de aguas bautismales,
vestiste a mi dolor de poesía,
¡borrando mis pecados capitales! |
SOLDADO VIEJO | Manuel Bernabé | 20 | ¡Desfila la Legión! Soldado fuerte,
hoy ya eres viejo, y tu rodilla, floja...
Hoy ya no empuñas la bandera roja
ni lanzas desafíos a la muerte.
Pero, ¿qué importa? Cuando al fin, inerte
caigas rendido como inútil hoja,
no faltará un hermano que recoja
la espiga de oro que dejó tu suerte.
Bajo el hosco miraje del camino,
ve a Káwit. (¡ Oh recuerdo peregrino
que mil glorias pretéritas sugiere!)
Soldado, vuelve a amar tus amuletos,
y después de besar a hijos y nietos
que han heredado tus espadas, ¡ muere! |
LA MISA | Manuel Bernabé | 20 | Señores: es la Misa. El Sacerdote sumo
va a abrir el misal de la Noche y del Día:
subirá la oración en espirales de humo
en esta esplendorosa catedral de poesía.
Rosas de fuego brotan en el solar cristiano
que un palio everdescente y musical sombrea:
en cada sien rutila el yelmo castellano
y grana en los cerebros el germen de una idea.
Los filipinos saben del bello rosicler,
de lo que dice el día a la tarde muriente,
del suspiro que duerme en pecho de mujer;
comulgan con la luna tras de adorar al sol,
saben hacer el signo de la cruz en la frente
y mueren, como nacen, hablando el español. |
EL MUNDO | Isidro Marfori | 20 | Armónica amalgama de colores,
el mundo era un pensil de regias galas
cuando ayer, aún sin penas ni dolores,
batió el poeta sus bisofias alas.
Mas ahora que descansan mis vigores
sobre la cumbre rispida de Palas,
contemplo de éste Mundo los fulgores
cual si viese la luz de unas bengalas...
Ya sé lo que es, ¡miseria y podredumbre!
pues al quebrarse el prisma del encanto
al golpe de mi brusca incertidumbre
he visto que en la charca del espanto
se sumía la ignara muchedumbre
entre el tumulto de su risa y llanto... |
BARCAROLA | Jesús Balmori | 20 | Despierta el aura de su sueño vago
Y gimiendo una cantiga de amores,
Torna á mecer las purpurinas flores
Que tiemblan de placer y dulce halago;:
Las cristalinas lágrimas del lago
Rompe el remo tornando en mil colores-
Y la ronda fugáz de ruiseñores
Inquietan de la umbría al viejo mago.
Montado en su carroza de azucenas
Hiere el sol con sus rayos, las arenas
Desde la cumbre de gigante monte
Y allí en la espuma de la blanca ola
Piérdese la divina barcarola
Que el vate entona al diáfano horizonte… |
INCIENSO DE MI VIDA | Jesús Balmori | 20 | Te alzas en mis ensueños como un himno sonoro,
Como un incienso cálido de eternas primaveras,
Como un deslumbrador cáliz de carne de oro
Bajo el repique tenue que forman tus pulseras.
Del templo de mi amor en los dormidos flancos
Se hizo un eco tu voz amada y musical,
Y del ara surgían tus piececitos blancos
Como mi más sagrada ilusión inmortal.
Quisiera en mi delirio de amantes ilusiones,
En vez de sólo uno, tener mil corazones
Para poder amarte como jamás se amó;
Y mira si te quiero, mira si no estoy loco,
Que aun así me figuro poder amarte poco,
¡Amarte mucho menos de como te amo yo! |
PALIMPSESTO. | Jesús Balmori | 20 | El Capitán Salcedo, preso en los dulces ojos
De la princesa india dormida en su candor,
Se desciñó la espada, y postrado de hinojos,
Puso sobre su sueño un beso y una flor.
El seno de la tierra sintió una nueva vida;
La espiga de oro se hizo prenda del sembrador;
Y toda Filipinas despertó estremecida
Y se alzó sacudida por un grito de amor.
Después, en otra noche romántica y preclara,
Como ninguna otra de luminosa y bella,
Como si a más de estrella, tuviera luna y sol,
Surgió de aquella noche de amor, María Clara,
Dulce como una rosa, blanca como una estrella,
¡Pulsando en su arpa indígena su cántico español! |
HIMNO A LA PRENSA – II | Zoilo J. Hilario | 20 | Ya es hora de alzar un himno sonoro
a la nativa Prensa sin mordaza,
apostolado que no se solaza
con el brillo mefítico del oro.
Cuenta con chicos de excelso decoro
que. laborando por el bien de la raza,
tienen la Verdad por fuerte coraza
y la Honradez por sin par tesoro.
Cuarto Poder, bizarro vigilante:
restaura, en tu labor mundificante,
nuestra moral menguada por la guerra;
y, conforme a tu augusto ministerio,
ayuda a rehacer el bello imperio
del Amor Fraternal en esta tierra. |
BLASÓN | Jesús Balmori | 20 | Soy un bardo indo-hispano. En mi pecho cristiano
Mi corazón es vaso donde mezclada está
La sangre de Legaspi, el Capitán hispano.
Con la sangre tagala de la hija del Rajá.
Con el talón hundido en olas y en espumas,
Esperé sobre el mar el galeón español,
Y España, al encontrarme, besó las áureas plumas
Que en mi frente temblaban como rayos de sol.
Era herniosa, era buena, era plena de amores;
Puse a sus pies mis lanzas, mis espigas, mis flores;
La di mi corazón salvaje y oriental;
Y desde entonces va en mi pecho desnudo
Sirviéndome de férreo y de glorioso escudo
Con su idioma divino y su sangre inmortal. |
ESPADA DE MIS AMORES | Jesús Balmori | 20 | Es inútil que luche por quitarme del pecho
Esta espada de amor que el corazón me hiere;
Tengo ya el corazón tan dolido y deshecho
Que si arranco la espada de tu amor, se me muere.
¿Ni por qué el arrancármela, si es tan dulce la muerte
Qué me da lentamente a mi vida adherido ?
Si esta ha sido mi suerte, yo bendigo mi suerte,
Y me entrego a la muerte que he buscado y querido.
Margarita divina de mi amor, cuando muera,
Cubrirás mis despojos con la patria bandera
Para que en ella quede mi último aliento preso . . .
Yo no quiero la ofrenda de cirios ni dolores;
Yo no quiero que reces, yo no quiero que llores;
¡Solo ansío que cierres mi ataúd con un beso! |
EN LA CRUZ | Jesús Balmori | 20 | Él es, ¡Jesús! su frente ensangrentada
Sobre el pecho anhelante que suspira,
A sus plantas la madre que delira
Contemplando la víctima sagrada.
En torno la turba escomulgada
Que por el monte pavoroso gira,
Sedienta de emoción de sangre y de ira
¡Oh! la turba, la turba encanallada.
Más muere ya, el níveo añil del cielo
La niebla de la noche entenebrece,
Y se rasga del templo el claro velo.
De ¡Dios! mil labios repercute el nombre
Tiembla el infierno, la creación se mece,
¡Solo no siente el corazón del hombre! |
LOS TRAIDORES | Isidro Marfori | 20 | El rastro de sus actos sólo en la noche imprimen.
La sangre envenenada de Judas Izcariote
.se escurre por sus venas sin que nadie lo note;
ni los son los engendros de la Sombra y el Crimen.
Son prófugos bifrontes que abren la risa ó gimen
—para cubrir sus vicios y la ruindad no flote—
i-.uando hierven sus planes bajo el falso añascóte
de la apariencia, mientras el instinto comprimen.
Yo vengo de los trágicos festejos de la Vida
con un gran desencanto y una profunda herida...
Extenuado peregrino de senderos sin luz
sé noble como el Cristo que agonizó en la cruz:
perdona si al brindarles tu más bella guirnalda
en cambio te clavaron sus dagas en la espalda. |
MARCELO H. DEL PILAR | Cecilio Apóstol | 20 | En su vida, la más emocionante
fué la hora en que, inválido y maltrecho,
llegar sentía su postrer instante
bajo la paz de hospitalario techo.
Todo el esfuerzo sólido y brillante
que puso en defender nuestro derecho,
sus luchas de escritor y laborante
con él finaban en prestado lecho.
Tuvo Rizal en su gloriosa muerte
bello escenario; Del Pilar moría
— ¡oh trágicas crueldades de la suerte! —
tras la miseria que colmó su daño,
lejos de su familia en su agonía,
en un triste hospital y en suelo extraño. |
PRESENTACIÓN | Manuel Bernabé | 20 | Guerrero, nefelíbata de versos de rubíes,
que sueña en hipsipilas como en constelaciones;
cuyo laúd lo pulsan blancas manos de huríes
y es su voz de paloma arrullando a leones.
Apóstol, trashumante jeque de los Parnasos,
que rumia en los silencios vastas enciclopedias;
cuando fabrica versos, van brincando Pegasos,
dueño de la siringa de Andrades y de Heredias.
¡ Celia! la florecilla de suave primavera;
¡Delfina! en cuyos ojos florece la quimera:
poesía, vara mágica, hermosura de flor,
lo mejor de mi raza, de mi sangre y mi historia
que se ofrenda a don Luis, como dosel de gloria,
porque lo lleve a España, en un vuelo de amor. |
MORIR HABEMOS | Manuel Bernabé | 20 | ¡Día de evocaciones tristes y religiosas
en que las almas vagan por los parques desiertos,
en que a las soledades de los seres ya muertos
se asocia la divina lágrima de las cosas!
¡Mano, deja en sus tallos las olímpicas rosas
y corta siemprevivas de los silentes huertos!
¡ Que la tarde recoja en sus fulgores yertos
la piadosa elegía de las madres y esposas!
Es hora de rezar, es hora de plañir,
es hora de pensar que habernos de morir.
; Oh, la piedad cristiana que por los muertos llora!
Y tú, corazón mío, vierte un río de llanto,
que aquel amor sublime a quien quisiste tanto,
al pie de los cipreses eternamente mora. |
COMO LA OLA | Manuel Bernabé | 20 | Tienes la dulce escondida
ciencia de toda mujer:
robas la miel de la vida
con muestras de no querer.
Fuente de aguas prometida
que salta al amanecer;
¿por qué no curas mi herida
dándome agua que beber?
Pero, i ay! que en la ancha avenida
donde te buscaba ayer,
ya no espero tu venida.
Ya te presintió Shakespeare:
¿cómo confiarte la vida,
si tú eres ola, mujer? |
SEÑOR DON JUAN | José Hernández Gavira | 20 | Este señor Alcalde, Juan Posadas,
De todos los que hubimos el mejor,
Es capaz de magníficas cruzadas
Y cantar a la Iberia con amor.
Un día quiso reformar el mundo
Y fué de sus caminos dictador,
Y supo del dolor del vagabundo
Señor Quijote, el triste soñador.
Señor: aquel andante caballero
Alma fuerte del bravo cancionero,
De nuestras tierras nunca partirá...
Hambre tendrá, mas cantará a la luna
A pesar de su trágica fortuna,
Y mientras viva España, vivirá... |
MATERNIDAD | José Hernández Gavira | 20 | Majestad: aún perdum la quimera
Que en tu vida te trajo la ficción.;
Por la gloriosa y tierna primavera,
Eres reina gentil del corazón. ..
Pasarán las modernas cenicientas
Por el trono de un breve Garnaval,
Mas serán las virtudes que tu alientas,
El tesoro del alma nacional.
Acaso, al terso espejo, cierto día,
übn acre y nocturnal melancolía,
Preguntes: "¿la más bella, di, quien es?",
Mas, entonces, esposa idolatrada,
Responderá la imagen, resignada:
"Lo más bello, lo tienes a tus pies"... |
CLARO M. RECTO – II | Zoilo J. Hilario | 20 | Recto fue para sus connacionales
igual que un faro de luz refulgente.
De su paso por el mundo bullente
consiguió dejar rastros perennales.
Uno de sus blasones inmortales
es el de haber regido sabiamente
la Asamblea Nacional Constituyente,
alta congregación de intelectuales.
Ojalá entre sus nobles compatricios
el recuerdo de sus patrios servicios
luces de inspiración cívica imparta.
No es fácil olvidar tan insigne hombre.
Uno se acuerda pronto de su nombre
con rememorar nuestra Magna Carta! |
NATY NARCISO | José Hernández Gavira | 20 | Es la flor que tu nombre reproduce
La que envuelve tu cuerpo seductor,
Cuando en las fiesta; tu sonrisa luce
Cou las galas de tu rostro encantador
Es el narciso incitador que induce
Dulces milagrerías del amor,
Es la Flor de Locura que produce
En la mente el veneno embriagador..
La antítesis que inspira tu presencia
En una singular eflorescencia,
iíezcla de lo divino y lo fatal,
Cuando la rosa que la vida vierte
Para endulzar con el amor la muerte,
Se- insinúa en tu rostro angelical… |
MANDI | José Hernández Gavira | 20 | Divina Mandi, Rosa cebuana,
mi dulce hermana, primaveral;
son tus sonrisas y tus andares,
dulces cantares de un madrigal.
Yo te presiento en mis saudades
y soledades por lo inmortal,
cual alba roja de ensoñaciones
y de canciones en mi rosal.
¿Como decirte en pocas líneas
muy apolíneas que son tus risas
blancas; sonrisas del mes de Abril?
Poeta del siglo yo te deseo
como trofeo, flores y flores,
muchos cantores, oro y marfil... |
A RIZAL | Manuel Bernabé | 20 | Fuiste pincel, fuiste buril divino,
y fué tu lengua un órgano cantante
que recorrió la escala de diamante
de veinte idiomas de armonioso trino.
Fuiste escalpelo que con grande tino
instauraba salud a cada instante,
y tu vida, modelo de estudiante,
dejó abierto a la luz nuestro camino.
Pero, sabio y artista, no te adoro:
te glorifico por tu libro de oro
que rompió yugos demoliendo imperios:
Así tu gloria al Porvenir se enlaza...
¿Oyes? Son las campanas de la Raza
que resuenan en ambos hemisferios. |
A LAONG - LAAN | Manuel Bernabé | 20 | ¡LAONG-LAAN! Tu gloria, —la gloria de la diestra—
infla de orgullo el alma serena de los bravos.
Los ídolos de barro, que en medio la palestra
se imaginaron reyes, apenas son esclavos.
¡SAN NICOLÁS! ¡SAMPALOK! Palta a mi loa pauta
para arrojar mis rosas sobre el ensueño blanco:
la senda de los lauros es de la mano cauta;
espinas sobre espinas. (El oráculo es franco.)
Yo no moldeo estatuas, ni erijo en vano altares:
la vida es lucha: gotas de agua improvisan mares;
granos de arcilla informan las vértebras del Ande.
¡LAONG-LAAN! Sé fuerte y silencioso. Imita
al Taal, que desata la furia que dormita;
pero, de vez en cuando, cuando, se siente grande. |
¿POR QUÉ? | Adelina Gurrea Monasterio | 20 | Encerrada en mis tristes soledades
no pasa una sonrisa por mi alma;
mi ser dormita en la profunda calma
que engendra el tiempo y guardan las edades.
¿Hay algo que me falta? Las verdades
que tarde vienen siempre con su palma
a coronar la fatigada alma
batida por las fuertes tempestades.
¿Hay algo que me falta? No lo sé.
Yo presiento unos ojos que me miran.
¿De quién son esos ojos que soñé?
En medio del misterio do deliran
las vidas, mi alma grita su «¿por qué?»
Y los silencios en tomo mío giran. |
HA SONADO LA VOZ DE LOS HERMANOS I | Manuel Bernabé | 20 | Ante tu solio, su canción armónica
deslíe el bardo de broncíneo estilo:
viene a ofrendar la dádiva luzónica
a la ciudad homérica, Iloilo.
No de altivo laurel tu sien recama,
que no es amor sinónimo de orgullo:
Dios, que creó el amor, puso la llama
en un suspiro, un verso y un arrullo.
La paloma errabunda del trovero,
escapada del áureo Romancero,
va cantando por cimas y por playas.
Vedla aquí. Hace de su ala una bandera
de amor, para clavarla en la cimera
del más alto peñón de las Bisayas. |
LA LÍNEA | Isidro Marfori | 20 | Al fin se abrió mi cielo. Y vi realizado
mi más hermoso sueño, mi esperanza más bella;
después vencí el escrúpulo de la candidez de ella...
luego, inconscientemente, un paso había dado
cuánto mal ignoraba Creí que de mi novia
no se iría el hechizo, la inocencia serena,
y aquella risa tímida de impoluta azucena,
cuando un abrazo mío la marchita y la agobia!
ya fecundado el zureo, se va y se esfuma el arte...
¡Oh fugitivo ensuefio que escapas á otra parte
y sobre un alma dejas lo triste de tu peso!
la rítmica escultura de estética apolínea,
de labios que brindaban la rica miel de un beso,
Ha perdido el glorioso encanto de la línea! |
MANUEL RAVAGO | Cecilio Apóstol | 20 | Era un señor de gigantesca traza
y de adiposa humanidad. Su gloria
la forma con el don de la oratoria,
la brillantez del escritor de raza.
¡Movía el genio su ciclópea masa
Caballero de limpia ejecutoria,
de las normas que forjan su historia,
no le apartó el temor ni la amenaza.
De su hora quedará firme el vestigio,
porque estaba labrado su prestigio,
sobre el cimiento de la fe cristiana.
Un justo gana con su muerte el cielo,
y en cambio pierde su nativo suelo
un gran cultor del había castellana. |
COMO UN ÁRBOL SIN HOJAS Y SIN FLORES | Jesús Balmori | 20 | Era mi vida un árbol sin hojas y sin flores
Perdido del espacio en las azules lomas;
Pero surgiste tú, amor de mis amores,
Y todo se llenó de cánticos y aromas.
Se cubrieron mis ramas de verde terciopelo.
En mi copa los pájaros escondieron su nido,
El sol besó mi vida desde el azul del cielo,
Y todo fué en mí germen, savia, vida, latido.
Cálida y nueva sangre a mi existencia oscura
Dio amorosa y gentil tu oriental Hermosura,
Tu mirada, tu boca, tu sonrisa, tu olor. . .
¡Y un día, estremecidas mis hojas y mis flores,
Te vieron en mi pecho abriendo tus colores
Como una margarita divina del amor! |
INRI | Jesús Balmori | 20 | Siempre acude á mi mente Dios clavado
En el duro suplicio de un madero.
Encerrando su amor puro y sincero
Por el hombre, en su pecho destrozado.
Entretanto que un pueblo descarado
Ruge á sus pies, satánico altanero
Escupiéndole al rostro torpe y fiero
Porque lava con sangre, su pecado.
¡Cuántas veces alcanza mi mirada
De ese cuadre la trágica parodia
En este suelo dolorido y triste!
Y en esa cruz te veo a ti clavada
Patria de mis ensueños, pues te odia
La turba ingrata por quien tu moriste |
SOMNIA | Jesús Balmori | 20 | ¡Tengo sueño de muerte! Mi corazón amante
Es un pobre castillo de luz venido a tierra,
Y mi alma es un perfume tan fuerte y tan fragante,
¡Que se sale del bote de barro que la encierra!
¡Tengo sueño de muerte! Mi pecho está cansado
¡De sostener tus sueños y de correr tu suerte!
¡El amor me ha aburrido y la gloria me ha hastiado!
¡Tengo sueño de muerte! ¡Tengo sueño de muerte!
Yo doy todo el prodigio que de tu ser exhalas
Por romper mi envoltura, por desatar mis alas
¡Y perderme en la fábula azul de lo infinito!
Y sentir en mi última, inmortal trayectoria,
Mi alma libre en el viento como un verso de gloria,
¡Y mi carne deshecha como un soplo maldito! |
¡EVA MÍA DIVINA! | Jesús Balmori | 20 | Tienes miedo de mí ¡Me lo dicen tus ojos,
¡Tus labios, tu palor, tu mismo pensamiento!
Cada vez que me ves a tus plantas de hinojos,
¡Tiemblas como una llama sacudida en el viento!
Mi contacto te daña, te hiere mi poesía,
Y te alejas cayéndote de amor por mi camino,
Porque estás presintiendo que tienes que ser mía,
¡Por encima de todo lo humano y lo divino!
Un instante cualquiera me quedaré dormido,
Y suave, sin hacer el más pequeño ruido,
En medio del salvaje paraíso encantado,
Surgirás a mi lado, Eva mía divina,
Langorosa, amorosa, desnuda, matutina,
¡Como un nardo de luz de mi abierto costado! |
PARA PEPE HERNANDEZ GAVIRA | José Hernández Gavira | 20 | A "la mujer" de tu ideal yo rindo
La rosa de mi lírico breviario;
Y en tu décimo sexto aniversario
Alzo mi copa y a tu salud yo brindo.
Como Boanerges, trovador poeta,
Vas por el mundo tu ilusión cantando;
Y a tu paso pedazos vas dejando
De tu grandioso corazón de esteta.
Prosigue en tu labor, apolonida,
Con "la mujer" por excelente egida,
Hasta escalar la cumbre -de la Gloria.
Se inclinarán las Mus-as a tu paso,
Y a tu entrada triunfal en el Parnaso,
Sonarán los clarines de victoria.
[F. Barbaza Ramirez.] |
DESPOSADA | Jesús Balmori | 20 | Reina gentil de las rizadas flores
Como la virgen del oriente hermosa,
Rica de aromas y auras y colores
En el jardín se yergue blanca rosa.
A la luz de la tarde pudorosa
Que la baña en poéticos fulgores,
Le cantan los arpados ruiseñores
De sus penas la endecha misteriosa.
Mas de pronto la tarde su luz vela
Y los pájaros huyen en bandada
Por el follage en caprichosa estela.
Y sola... con el aura se desposa
Ante la noche mística y callada
Sonrojada de amor la blanca rosa. |
AHORA QUE YA ERES FLOR... | Jesús Balmori | 20 | En el jardín de toda tu carne inmaculada,
¡Tu boca era un capullo que quería ser flor!
Yo lo leí en el lánguido fulgor de tu mirada,
¡Y el capullo encantado se hizo flor de mi amor!
Mágica flor de flores ni por el sol tocada,
En que bebe dulzuras de celeste sabor
La loca mariposa de mi alma enamorada,
¡Henchida de tu aroma de amor embriagador!
Dulce boca de rosa húmeda y encendida,
Labios que semejáis una aromada herida,
Dientes que sois un nácar de vivos resplandores.
El alma, mariposa de todos los vergeles,
Después de haber libado vuestras divinas mieles,
¡No volará jamás en busca de otras flores! |
GARCÍA SANCHIZ | Cecilio Apóstol | 20 | Este joven imberbe tiene el don soberano
del verbo; es del linaje de. eximios escritores
que por tierras que fueron de hispánicos señores
van a afianzar los vínculos del espíritu hispano.
No gasta empenachado chambergo cual Cyrano,
pero le empuja un sueño de antiguos soñadores:
aquel que fué en las naos de los Conquistadores
y atravesó la Mancha con Alonso Quijano.
Encantador moderno, magnífico prolífico,
deslumbran sus derroches de Creso magnífico.
Al fin de su periplo, cuando retorne a España,
Esperamos que cuajen en suntuosa odisea
sus visiones y diga de los pueblos que vea
cosas finas y leves como telas de araña. |
A ILOILO | Manuel Bernabé | 20 | Ha sonado en los aires la trompa lisonjera,
que ha llenado a mi musa de fulgente decoro;
pero el mejor elogio de mi poesía fuera
darme el nombre de hijo de esta ciudad que adoro.
Ha siete años, dejando mi recóndito asilo,
lancé a estas aguas santas mi nave de ilusión,
y desde entonces guardo la imagen de Iloilo,
como una hostia celeste dentro del corazón.
Madre, ¿qué vale el tiempo, qué importa la distancia?
Como en un frasco viejo una sutil fragancia,
tu recuerdo ha alentado de mi vida al través,
y esta noche de luna, que asisto a un desafío,
vencido o vencedor, quiero que el verso mío
sea onda de incienso con que aromar tus pies. |
A ENRIQUE FERNANDEZ LUMBA | Adelina Gurrea Monasterio | 20 | Este gran caballero, fe y virtud franciscanas,
nos viene día a día, sus torres levantando
para cantar en lo alto, con voz de sus campanas,
del habla castellana, el ≪cómo≫, el ≪qué≫ y el ≪cuándo≫.
El ≪cómo≫, el ≪qué≫ y el ≪cuándo≫ de raíces hispanas:
cómo en tierras malayas se fueron arraigando,
qué injertos dieron frutos a las flores paganas,
cuándo soles cristianos los fueron madurando.
Agua mansa, sin truenos, sobre reseco ambiente,
el hilo de su verbo encarrila un aliento
que quiebra indiferencias con voz de lo silente.
Va horadando la roca su gota persistente:
ya lo están escuchando el pájaro y el viento;
mañana será un pueblo la flor de su simiente. |
MUJER MODERNA | Manuel Bernabé | 20 | Menudo el pie que pisa senderos peregrinos,
con la frente en que llora un divino rumor,
parece un hada buena de todos los caminos,
signándose en el nombre de Dios y del Amor.
Hija de aquestos años en que la fantasía
amaina el vuelo, porque no todo es ilusión,
nimba su sien el halo de la sabiduría,
pero el pájaro azul duerme en su corazón.
Que nadie la interrogue:—¿A dónde vais, amiga?
Dejad que rompa arcanos, que sueñe en una intriga,
acaudille las turbas, o se dedique al sport
Ella es así: hoy hará clase de matemática,
y mañana,—¡quién sabe!—escuchará una plática,
o dirá sus pecados a un viejo confesor. |
¡PADRE DE NUESTRA REDENCIÓN! A W. A. JONES | Manuel Bernabé | 20 | i Padre de nuestra redención! La gente,
que debe a ti su libertad naciente,
se postra de rodillas, y en tu frente
pone el beso amoroso del Oriente.
Por tu ley, que es supremo mandamiento,
Dios te reserva el inmortal asiento.
Tu Magna Carta es hostia y alimento
del pueblo en tres centurias irredento.
Gracias a ti la esclavitud longeva
huye a la aurora de una patria nueva...
¿Quién no ama la eficacia de una prueba?
¡Loor a la nación americana
que te crió! ¡Filipinas soberana
será tu monumento de mañana! |
SALVE, MAJESTAD | José Hernández Gavira | 20 | ¿Majestad? ¡Por qué no! Vos sois reina
augusta del país de la ilusión;
es azul vuestra tierna peregrina
y tenéis por solio el corazón;
donde el odio no alcanza, ni la inquina
humana triunfa sobre la razón,
donde es amor y la canción divina,
tranquila y suave como una oración.
Porque vos sois mujer y yo poesía
por vuestro reino cante la armonía,
y siendo el amor la única verdad,
como en los cuentos de hadas, yo os deseo
un rey galante o un audaz Romeo.
Y por ser mujer, ¡Salve, Majestad! |
PRESIDENTE | José Hernández Gavira | 20 | Los salmos que proclaman tu victoria
Hablan de tu blasón presidencial,
Ya no cabe en los fastos de la historia
Toda tu ejecutoria nacional.
La voz del bardo que cantó tu gesta
Cual si lo hubiera el mismo de Vivar,
Es hoy himno divino por tu festa,
Heraldo de tu triunfo singular.
Mas no solo el poeta te proclama,
Portavoz del destino que te aclama,
Desde el lejano Aparri hasta Sulú,
Es un grito triunfal, verdad ingente.
Lo que en su pecho la nación presiente.
"El primer Presidente, serás tú"… |
CLARO M. RECTO – I | Zoilo J. Hilario | 20 | Claro M. Recto fue una luminaria
en contiendas jurídico-profanas.
Recto intérprete de leyes humanas
fue en su labor forense y judiciaria.
Fue figura ideal parlamentaria
lanzando arengas que eran filigranas
no inferiores a las ciceronianas
en vigor y belleza extraordinaria.
Manejó también un laúd sonoro
a cuyo son cantó estrofas divinas
en la sublime lengua de Cervantes.
Sus discursos y versos tan vibrantes
en español! son otros nudos de oro
que vinculan a España y Filipinas! |
ROSARITO | José Hernández Gavira | 20 | ¡Rosarito! Cantarte no sería
empresa loca si no fueran versos
tus ojos, claros como el mediodía,
y tus risas, dulcísimos scherzos.
Cantarte, Rosarito, equivaldría
a robar el carmín de tus perverso;
labios; romper .sería la armonía
de tus líneas en fútiles esfuerzo«.
Por eso no me atrevo a ensalzarte
ni a cantar tu divina elforescencia,
porque eres tú, la concreaeión del arte.
Y siendo tú de celestial esencia,
yo que tengo lo azul por estandarte,
calla mi clave, a tu gentil presencia. |
FERGUSSON | Manuel Bernabé | 20 | ¡Gloria al héroe! No importa que sucumba
en época de paz no garantida:
está cantando el himno de la vida
más allá de la vida, en ultratumba.
No muere, no, el Titán que se derrumba
puesta en embrión la savia bendecida;
cuando mi Patria con la suya unida
se olvida del color ante su tumba...
Descansa en paz; y ese vital reguero
que tú dejaste a mi Patria en ruinas,
sirva de eterno ejemplo a tus hermanos...
Descansa en paz, espíritu extranjero...
¡Acaso eres el solo en Filipinas
que no duermes en fosa de tiranos! |
VIR BONUS III | Manuel Bernabé | 20 | Tenía las dulzuras de las calladas fuentes
y a veces el coraje de un fuerte visionario:
sin mover una pluma acaudilló a las gentes
y cayó muchas veces, camino a su calvario.
De la contienda «antigua extintos los horrores,
elaboró en silencio otra revolución;
su hueste fué un puñado de locos soñadores,
quijotes todo ensueño y todo corazón.
¡Hermanos! bendigamos nuestra santa pobreza,
pero, también, alcemos al sol nuestra cabeza,
cuando "aves de rapiña" ultrajen nuestros llanos;
y ahora, entre los ritos y duelos de este día,
seamos lo que fuimos siempre, cuando él vivía:
pobres, pero comiendo un mismo pan de hermanos. |
ISIDRO MARFORI | Manuel Bernabé | 20 | (En él libro de poesías "Cadencia")
Este poeta original, viril,
que tañe el plectro en una edad cruel,
y busca paz sobre la torre Eiffel
de una ilusión, un ritmo y un abril;
que da a la humanidad la onda gentil
de un verso con la sangre de un clavel;
este poeta de único cartel
que es un jinete del power of will,
tiene en la lengua miel del Helicón,
sangre de Cristos en su corazón,
y un diáfano pensar cual leve tul.
Pule una ágil estrofa sideral
y va a morir hacia un remoto azul
mordiendo lo imposible en lo ideal. |
HA SONADO LA VOZ DE LOS HERMANOS II | Manuel Bernabé | 20 | Ha sonado la voz de los hermanos,
como antaño, en la paz de la manigua;
y hubo a lo lejos un temblor de manos,
tal que invitando a la unidad antigua.
¡Oh, fecundo y virtual sacudimiento
de las memorias viejas y lejanas!
Vibran tus ecos sobre el mar y el viento
como las frondas, como las campanas.
López Jaena puso el sortilegio
bautismal, cuando el patrio florilegio
se abría al grito del Ensueño armado;
Y hoy es una Mujer quien alza el puente,
que une los esplendores del Presente
con los trofeos de oro del Pasado. |
ALIGAN | Isidro Marfori | 20 | Levantóse el Caudillo y miró hacia el sendero:
venían hombres blancos, hombres de la metralla,
la gente queá otras tribus ya humilló con su tralla
de colonizadores. Y eran terribles, yero
el corazón del grande Aligan es de acero
y antes preferirá morir en la batalla
que ser el ruin esclavo de una intrusa canalla...
Y por eso se dijo: ¿«Me buscan? Aquí espero.»
—¿Qué quieren?—pregunta ál con marcada altivez.
—Que paguen el tributo los tuyos. (—Del averno
debe ser esta raza de sentido burgués!—)
dijo el indio indignado para su fuero interno.
Y á la tropa extranjera:—Sabed lo de una vez:
¡nosotros no aceptamos el yugo del gobierno! |
IDILIO | Jesús Balmori | 20 | He dejado tus largos cabellos destrenzados
Sobre el ámbar fragante de tus áureas espaldas,
Y be llenado los dedos de tus pies perfumados
¡De sortijas de perlas y ópalos y esmeraldas!
Después be abierto mi alma, mis brazos y mi risa,
Y te be llamado a gritos y a besos por las salas,
Y has llegado basta mí caminando indecisa,
¡Como un niño pequeño, como un ave sin alas!
Luego yo te be cogido lo mismo que un capullo,
Y te has ido doblando al soplo de mi arrullo,
Sin más rumor despierto sobre el idilio hecho,
Que el tín tín de los hilos de tus pulseras de oro
Y tu collar de oro al palpitar sonoro
¡Sobre el divino ámbar de tu desnudo pecho! |
LA MORENA | Jesús Balmori | 20 | Del Monserrat en la penumbra undosa
Fulguró, su frente pura aparecía
Ceñida por el sol, y la poesía
A sus plantas oraba cariñosa
De la luna gentil la luz hermosa
En sus ojos divinos refulgía
Su boca de corales sonreía
Llena de besos de color de rosa.
Un tropel de querubes que la vieron,
Bajaron a do estaba, abandonando
En las nubes, sus alas de colores,
;La Morena! los ángeles dijeron,
Y Dios en tierra la rodilla hincando
Cubrió su falda con azules flores. |
BAÑO | Jesús Balmori | 20 | Bate el aura sus alas purpurinas
Por entre el bosque susurrando apenas
Y del lago en las plácidas arenas
Se alza un kiosko de flores filipinas.
En torno un coro de náyades y ondinas
Y nereidas y ninfas y sirenas
Cual las malayas vírgenes morenas
Se arrullan en hamakas cristalinas.
Ante la noche tropical y muda
Su trova entona cenicienta maya
En la selva que ondula perezosa
Y radiante, gentil, bella y desnuda,
Salta al lago, corriendo por la playa
Venus, la reina del amor, hermosa. |
EN EL SAGRARIO | Jesús Balmori | 20 | En el instante único de la amorosa cita,
Cuando el amor te tuvo en mis brazos tronchada,
La luna se doraba al verte tan bonita,
¡Y el jardín sonreía al verte tan amada!
Y en la noche dormida como inmensa corola.
En que quedó por siempre, nuestro espíritu preso,
Nuestras manos unidas eran un ala sola,
¡Y nuestras bocas juntas eran un solo beso!
¿Qué recuerdo ha dejado en tí la noche aquella?
Yo me llevé en la frente el fulgor de una estrella
¡Y a tí en mi corazón, tu postrimer retiro!
¡Si él fué tu cuna, él tiene que ser ahora tu fosa!
¿No ves que siempre llevo sobre el pecho una rosa
Para que no te puedas fugar en mi suspiro? |
EL COLONIAJE | Isidro Marfori | 20 | Todo lo abarcó su altiva mirada,
y afiló sus garras, sacudió sus hombros,
y mientras la fiera entre los escombros
profanaba el seno de la Patria amada,
igual que una flecha, la águila imprevista
cayó sobre el lomo del león de Iberia;
li! acosó, le hirió, rompióle una arteria,
y le arrancó aquellos ojos de conquista.
Hubo luego un lapso de bonanza y paz,
mas pronto en los lares se impuso el nuevo amo.
Itesuelta, indomable, con ánimo audaz,
madre Filipinas protestó indignada...
pero al grito bélico que lanzó en reclamo
¡solo oyó la réplica de una carcajada! |
HA SONADO LA VOZ DE LOS HERMANOS III | Manuel Bernabé | 20 | ¡Rica ciudad magnánima, Iloilo,
emporio nuevo de orientales dones!
Tu carril raudo de invisible hilo
lleva atado un tropel de corazones.
Tu gesta peregrina de leyenda
de olor de rosas saturó la historia;
y así fulge un blasón en cada tienda,
y en cada hogar un resplandor de gloria.
¡Balantang! ¡Balantang! En tu plebeya
catadura, nos diste una epopeya,
zumo de glorias sobre el lar divino.
Allí la cruz, y al pie, virgen lozana,
duerme Panay, como una estrella hermana,
que señala a los pueblos el camino. |
PRELUDIO | Manuel Bernabé | 20 | Abriste tu ventana de oro-rosa,
y el Sol por dentro disparó sus dardos;
el ambiente sutil olía a nardos,
—evocación de una mujer hermosa.—
—¡Oh vida provinciana deleitosa,
que aman los mozos que a la vez son bardos!
¡ Cómo en tu paz soñaran Abelardos
en el regazo ebúrneo de la Esposa!
Poeta: en tu canción de primavera
aletea una brisa mañanera,
se connubian las aves con las flores,
y en medio de la escena campesina,
desgranas, trovador, tu sonatina,
como el preludio azul de los amores... |
VIR BONUS II | Manuel Bernabé | 20 | Un día, por la senda de mi vivir complejo,
pasó un anciano noble entre la muchedumbre:
—Ese que ves—me dijo una voz,—es un viejo
Apóstol del Silencio y de la Mansedumbre.
Su corazón fué siempre como colmena abierta,
en donde las abejas de gracia peregrina
fabricaron las mieles. El que llamó a su puerta,
no volvió sin el oro de su arca y su doctrina.
Soldado y sembrador que trabajando rueda,
como agua de las manos se le fué la moneda:
y cuando se vio pobre, ya la misión cumplida,
la Pálida llegó a redimir su suerte;
¡porque Dios, justiciero, quiso darle en la muerte
lo que jamás los hombres le dieron en la vida! |
A MI BANDERA | Manuel Bernabé | 20 | ¿ Dónde estás, mi Bandera, que no ondeas
sobre las altas cúspides bravías ?
¿por qué no vuelves como en otros días
a ser palio de luz de las ideas?
Flota en la cumbre azul. Quiero que seas
amor de Ibarra, inspiración de Elías,
ángel que lleve santas alegrías
en cada amanecer a las aldeas.
Cuando retornes tú, Bandera fuerte,
su blanco traje vestirá la Raza,
—¡prenda, cuando más vieja más querida!—
Y a ti enlazada le verá la muerte,
¡ como un alma doliente que se abraza
al Ensueño más grande de su vida! |
UNA ROSA AL PASAR | José Hernández Gavira | 20 | Era como una rosa que entreabiera
Su cáliz al fulgor do la mañana,
Y Rosa eró su nombre, su patria era
Un templo antiguo de una edad lejana.
El, un abate de la azul quimera,
Puñal al cinto, la canción hispana,
No presintió en su rápida carrera,
El albo sueño de la rosa hermana.
Fuese tras la visión el alma pura
De la rosa que aún sueña y "delira
Por el cantor de ascética figura.
En otras tierras resonó la lira
Del galán de la eterna desventura,
Mientras la rosa, pálida suspira... |
BOCETO | Evangelina E. Guerrero Zacarías | 20 | Rosas sangrantes sobre el mar desflora
el sol que dice adioses en la tarde,
riman las aguas su canción sonora,
bajo nubes de fuego el poniente arde.
Vibran las cañas al chocar del viento,
formando extraña y triste sinfonía,
y la palmera altiva en vaivén lento
es una glauca nota de armonía.
Una barca se aleja lentamente,
una estela de luz, un vago canto,
sombras que pasan sobre el quieto mar;
Y las horas se van pausadamente,
mientras vierte la luz su último encanto
en un intenso, pálido llamear. |
A CRISTO EN LA CRUZ | Manuel Bernabé | 20 | ¡Jesús, Víctima nuestra, cuyo costado vierte
sangre en que beben almas caídas en pecado!
Comprendo al ver tu cuerpo de Rey tan lacerado,
que en tu pasión triunfara el débil contra el fuerte.
¿Cómo privar al hombre del goce de quererte?
¿cómo no amar el leño, al verte en él clavado,
si al taladrar la lanza romana tu costado,
resucitó la Vida para morir la Muerte?
Si abarcas con tus brazos el universo entero
y con tus pies aplastas el orco insano y fiero,
—ya que aun la fe del siglo a la impiedad embiste,—
A medida que el tiempo fugaz nos arrebata,
ve a proyectar tu sombra sobre la tierra ingrata,
donde también lloraste y por la cual moriste... |
FRAGANCIAS – I ILANG-ILANG | Isidro Marfori | 20 | Una princesa de faz doliente,
ojos muy negros y noble rol,
nacida en áurea cuna de Orienté
bajo las gasas del arrebol,
sintió una noche pasión ardiente
y pronto súpolo su padre, el Sol.
Amaba, amaba á las estrellas
cual la heroína de un cuento azul...
—Padre, tocarlas quiero, ¡qué bellas!
- Hija, es prestada su hermosa luz.
Mas, mira e-se árbol de sombra amena
y verás otras de dulce olor.
Se llaman ilanff-ilang, morena...
—¡Si en ellas, padre, solió mi amor! |
SALUTACIÓN | Manuel Bernabé | 20 | He aquí el osado Argonauta, el de los sonrisas finas,
el de la frase enguantada y del pensamiento grave.
Como un nuevo Magallanes busca tierras filipinas,
con un corazón prendido en un mástil de su nave.
Y bien. Ya estás aquí. Todo a salutación convida.
En el aire trazan círculos los sombreros y las manos.
Verás aquí, bajo el sol de Oriente, la misma vida
de hace cuatrocientos años, de los indios castellanos.
¿Cuatrocientos años, dije? No. Perdona mi quimera.
Sobre el oro de la Historia se alza otra extraña bandera,
que va extirpando la fuerte sangre de la tradición...
Si eres el último hispano que a aquestas ínsulas viene,
canta en los valles del Hudson, en los Andes y el Pirene,
como un clamor de los siglos, nuestra ansia de redención! |
VINCITOR | Evangelina E. Guerrero Zacarías | 20 | Retornas a nosotros coronando
el más caro ideal de nuestras almas;
tus glorias nuestras liras van cantando
bajo el suave mecer de verdes palmas.
Mirtos, laureles, tu camino cubren
y al son triunfal de la victoria ansiada,
frentes altivas ante tí descubren
la rosa de sus sueños perfumada.
En nuestros pechos, encendida llama,
renace fuerte el libertario grito:
¡Es la voz de la patria que te aclama
a la dulce promesa de bonanza!...
Que ya el Destino en nuestro cielo ha escrito
cual celeste milagro la Esperanza. |
¡NO ME QUIERAS! | Evangelina E. Guerrero Zacarías | 20 | Mi hogar, entre las cañas escondido,
turbó un día la música divina
de tu amor que, en el bosque florecido,
tuvo arrullos de enferma golondrina.
En mi pecho infeliz donde una gota
de cicuta fatal puso el dolor,
sentí vibrar como doliente nota
reminiscencias de un lejano amor.
No avives la tristeza que se caima,
ni despiertes la fiera que se aduerme..
Sólo quiero del bosque la quietud.
;En mi retiro, solitaria palma,
resistirá a los años, siempre inerme,
el viejo amor que canta mi laúd! |
FRAGANCIAS – III VIOLETAS | Isidro Marfori | 20 | un momento de incierta espera,
vi radiante venirse á mí.
llevaba suelta la cabellera
y mi boquita de fresa un sí.
un encanto de primavera
en ascuas de frenesí!
los dos cambiamos un largo beso
V mitro las frondas de aquel vergel
juntos en un exceso
intimidades plenas de miel....
Y miando nuestras almas inquietas
hecho su comunión,
un fragante haz de violetas
yo la di, en cambio, mi corazón! |
RESPETO A LA ANCIANIDAD | Zoilo J. Hilario | 20 | [Soneto dedicado al patriota Resp. GUILLERMO MASANGKAY de 101 años de edad, que fue miembro de la Cámara Secreta de la Muy Alta y Venerable Asociación de los Hijos del Pueblo, el Katipunan.]
Dad a la Ancianidad, conciudadanos
que aun disfrutáis de edades lozanas,
justo respeto, por sus muchas canas,
y escuchad siempre sus consejos sanos.
A quien da reverencia a los ancianos
que no ambicionan ya glorias mundanas
ni se dejan cegar por pompas vanas,
Dios da su bendición con ambas manos!
Ya el anciano de fuerza decaída
en la Universidad de la ardua Vida
probó dicha y dolor, triunfo y fracaso . . .
Aprended su experiencia de valía
como quien usa de la luz del día
antes de que el Sol se hunda en el ocaso. |
CON DIOS SIEMPRE | Zoilo J. Hilario | 20 | Las razas, adorando a Dios de veras,
cumplen las leyes de humanitarismo,
obtienen la corona de heroísmo
y sus victorias no son pasajeras.
En cambio, las Naciones altaneras
que sobreponen a Dios su egoísmo
acaban por hundirse en el abismo
con sus ídolos, armas y banderas.
Por eso, bella Perla del Oriente,
sigue cultivando tu fe ardiente
en el Gran Creador del Universo.
Con esa fe, hacia las cumbres avanza.
¡A Pueblos con Dios, siempre la Esperanza
no ha de faltar, aún en tiempo adverso! |
FRAGANCIAS – II CADENAS ROSAS DE AMOR | Isidro Marfori | 20 | Se cree fuerte y así, indiscreta,
guiada solo por su candor,
con la cabeza de ansias repleta,
desconociendo aun el dolor,
entra inconsciente en la glorieta
de mis cadenas rosas dé amor-.
Y aspira un suave perfume á cielos,
cierra los párpados para sofiar
y siente á poco nuevos anhelos
como oleajes de brava mar...
Lleva de súbito la mano al pecho:
¡hay un agudo dardo traidor!
Huye, ¡y la prenden sin darle trecho
frescas cadenas rosas de amor. |
PRELUDIO | Evangelina E. Guerrero Zacarías | 20 | En el vaso sombrío de mis penas
cayó la rosa ardiente de un cariño.
Mis sueños eran castas azucenas
en aquel ingenuo corazón de niño.
La rueca de los años fue urdiendo
la implacable hojarasca del olvido
brotó un lamento que se fue perdiendo
con tremores de trágico alarido.
Pasó el breve prodigio del momento.
Quedó un dulzor de mieles en mi boca
y algo muriente se fundió en el viento.
¡Ya dejé de llorar!... En mi horizonte
vi dibujarse una esperanza loca
tras la tétrica risa de Caronte. |
SONETO | Evangelina E. Guerrero Zacarías | 20 | Han florecido en mi balcón las rosas,
en promesa sutil de primavera.
En el cristal del día, generosas,
vierten su dulce emanación primera.
Hay honda laxitud en la mañana
que me invade pereza poseedora;
mientras flagela el viento en mi ventana
la cortina ligera y voladora.
No hay tristezas en mi alma caprichosa.
Es ella la extasiada mariposa
que se encalma gentil sobre la flor.
Han florecido en mi balcón las rosas.
nimban mi frente sombras Iangorosas,
¡me arrulla el día como un viejo amor! |
TRILOGÍA TRÁGICA – III EL ÁRBOL DE FUEGO | Isidro Marfori | 20 | Contrasta con el tono azul del cielo
la púrpura encendida de sus flores,
ofreciendo a la vista los colores
de la ensefia inmortal del patrio suelo.
Sus frutos del ayer rasgan el velo,
pues semejan los bolos vengadores
que segaron cabezas de invasores
en la noche sin luz de nuestro duelo.
Perenne monumento de aquel grito
que al esforzado Bonifacio honora,
elévase ofrendando al infinito
la sangre que en sus copas atesora,
y en medio de las sombras del delito
¡aparece triunfal como la aurora! |
HON. MARCELO BONCAN – I | Zoilo J. Hilario | 20 | Don Marcelo Boncan: bien rememoro
que fuiste en vida amigo muy sincero,
leal patriota y noble caballero
digno de calzar siempre espuelas de oro.
Fuiste ecuánime, cual miembro del Foro;
cual legislador, un claro lucero;
como juez, noble, recto y austero;
como cónsul, varón de alto decoro.
Esposo ejemplar, padre modelo,
ya que diste también nuevos honores
a la Enseña de nuestro patrio suelo,
por tus varias patrióticas labores,
¡ojalá tu alma ocupe en ese cielo
un castillo de nubes tricolores! |
TRILOGÍA TRÁGICA – II EL ÁRBOL DEL ALGODÓN | Isidro Marfori | 20 | Desnudas de verdura, sus entecas
ramas semejan cruces de martirio
á la luz tibia y roja del delirio
crepuscular. Ovillos de sus ruecas
regala al viento en la época de secas,
y cuando en primavera se abre el lirio
y la luna clarea como un cirio,
convida á los murciélagos de huecas
piedras tumbales al festín del fruto
que brota de sus rectos brazos coli—
gados, libres del bárbaro y poluto
cordel de los ahorcados, —que el resoli
de la paz liban sin dolor ni luto—
aquellos parias héroes del Noli. |
LA NOCHE | Evangelina E. Guerrero Zacarías | 20 | Eres la amiga tú, ¡noche piadosa!
que en nuestros pechos la nostalgia espanta;
tú eres la que con mano poderosa
los fuertes lazos del dolor quebranta.
Es tu perfume bálsamo sagrado
para el cerebro que jamás reposa,
y de tus sombras, como canto alado,
surge la Idea, ¡la fecunda rosa!
De la existencia la ironía triste
trémula borra tu azulada lumbre,
y tiene el vacilante corazón
que el día impío de ansiedades viste,
calor de llamas, altivez de cumbre,
cuando en su vaso viertes la Ilusión. |